Quintana Roo cada vez recibe a más turistas extranjeros rebasando incluso los números previos a la pandemia del Covid-19; sin embargo, estos visitantes están cayendo en el nicho de “cantidad sobre calidad”, pues están gastando menos.

La información de los resultados de las Encuestas de Viajeros Internacionales, del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, refirió que durante el mes de septiembre de este año, el país recibió a 2 millones 941 mil 437 turistas internacionales, un 7.9% más que los reportados en el mismo periodo del año pasado y un 14.3% más que en el 2021.

Incluso es una cifra de 2.2% superior al reportado en el 2019. De cada 10 visitantes que han llegado a México, cinco terminan en Cancún.

Pese a que son buenas noticias para el flujo del aeropuerto del Caribe Mexicano, su calidad deja mucho que desear: en el 2019 cada uno de estos turistas gastaba mil 438 dólares durante su estancia en la entidad, para después reportar una caída en el 2020 a 580 dólares.

Con el proceso de recuperación de la actividad turística iniciado en el 2021 y concluido en el 2022, la confianza de los visitantes mejoró y su gasto también; aunque tuvo un repunte en el primero de mil 372 dólares, para el 2022 volvió a mostrar una caída hasta los mil 184 dólares.

Este 2023 la tendencia demuestra que el gasto medio de quienes ingresaron por vía aérea a Cancún fue de mil 51 dólares.

Esta situación provoca que este año se esté recibiendo mensualmente a más turistas que en el 2022, pero la derrama económica siga en picada: en septiembre se captaron mil 726 millones de dólares, mientras que el año pasado el monto fue de mil 786 millones.

Aunque ni el reporte del INEGI ni el de Secretaría de Turismo lo especifican, organismos como la Worl Travel & Tourism Council (WTTC) señalan que se trata de un fenómeno mundial que se puede atribuir a varios factores, entre ellos los altos niveles de inflación que afectan a los países de origen de los visitantes y el tipo de cambio.

Además de que quienes están viajando más fuera de su país son los jóvenes, cuyo poder adquisitivo es mucho menor que el de las personas mayores de 30 años.