Artesanos de Chetumal tiran la toalla por culpa de los 'coyotes'
Los artesanos optan mejor por viajar a los municipios turísticos como Benito Juárez o Tulum en busca de trabajo.
Al menos cinco cooperativas de artesanos mayas del centro del Estado han desaparecido, debido a que los “coyotes” o revendedores siguen lucrando a costa de reducir los ingresos de los fabricantes originales.
Iván Romero Che, de la Cooperativa “Maayat'aan”, de José María Morelos, declaró que los 26 integrantes han abandonado este oficio pasado de generación en generación porque ya no es redituable; optando mejor por viajar a los municipios turísticos como Benito Juárez o Tulum en busca de trabajo o como jornaleros del Tren Maya.
“Ya la situación es insostenible: los coyotes se han encargado de monopolizar la compra de nuestros productos por lo que prácticamente sólo a ellos podemos venderles, regateando los precios hasta cifras que no nos alcanza ni para pagar los materiales”, declaró don Iván.
El hombre que desde hace 27 años fabrica guayaberas de alta costura detallada que una prenda de algodón o seda debería venderla en mil 200 pesos para que recuperar su inversión de insumos y tiempo, pero los coyotes lo obligan a venderlas en 300 pesos.
“Luego ellos las revenden en 3 mil a 4 mil 500 pesos”, dice el artesano, agregando su modo de operar de estos intermediarios: “Hace cuatro años llegó una señora de Sinaloa, quien nos compró varios lotes de camisas al precio real. Cada vez nos pedía más y más prendas pero nos bajaba el precio en cada ocasión”.
Luego les pidieron las prendas a crédito, tardando hasta seis meses en pagarles. Cuando ellos intentaron dejar de dárselas , la mujer los amenazó con demandarlos por presunto incumplimiento de contrato a pesar de que no habían firmado ningún convenio de exclusividad con ella.
Don Iván señala que su hijo le comentó haber descubierto que esa señora vendía sus productos a través de Amazon bajo el nombre de “Maya Pal”, ofertando las guayaberas en 5 mil pesos afirmando que es una “fabricante”.
El artesano cita que las amenazas, bloqueo de compradores y hasta presión a sus proveedores ha provocado que muchos desistan y opten por buscar nuevas oportunidades, sin garantía de que algún día vuelvan a recuperar esta tradición más allá del propio consumo.