Así no, doctor

El fin no siempre justifica los medios. La impericia del senador José Luis Pech para conducirse...

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El fin no siempre justifica los medios. La impericia del senador José Luis Pech para conducirse en las torrenciales aguas políticas lo ha llevado a casi sucumbir. No supo salir a flote ni supo leer los nuevos tiempos políticos. Optó por utilizar los métodos arcaicos de presión, y hoy pinta su raya, se aleja junto a su insulsa carrera política.

La fallida intención del senador por imponer a sus huestes en posiciones claves dentro de Morena para las próximas elecciones no hizo eco, se vio frustrada al incurrir en formas que, si bien antes funcionaban, hoy son garantía de portazos en la nariz: El chantaje.

El legislador se sintió respaldado, fortalecido por un grupúsculo de seres sedientos, los mismos que cada seis años tratan de ejercer presión para obtener canonjías, jalar agua a su molino, pero que tampoco han entendido que la política es otra, que los tiempos han cambiado y que por la mala ya no recibirán las caricias de antaño.

Los amagues, las amenazas y el golpeteo mediático ya no causan el mismo efecto en la conciencia social, en el ánimo de la gente y menos acalambran a quienes seguramente aparecerán en la boleta electoral.

Ejemplos de ello hay muchos, pero el más tangible, el más palpable, es el del presidente López Obrador, a quien le hizo “lo que el viento a Juárez” (según sus palabras) la andanada de ataques, lo mismo en la prensa, en la radio y en la televisión, al grado que entre más lo golpeaban, más se fortalecía, en sus tiempos de candidato.

Otro caso pudiera ser el de Roberto Palazuelos, el aspirante a la gubernatura por Movimiento Ciudadano. El actor y empresario hoy es tendencia en redes sociales, pese a la polémica que ha desatado en torno a él en las semanas recientes. “Hablen de mí, bien o mal, pero que hablen”, es una máxima en comunicación que quizá le quedaría “como anillo al dedo”.

José Luis Pech refunfuñó desde la elección de la candidata a la gubernatura y hoy se queja de “la falta de unidad en Morena”. Acusa de “excluyentes a quienes hoy ostentan el poder en el partido”, cuando –a decir de algunos fundadores morenistas- fue él quien actuó así en los tiempos en que ocupó la dirigencia morenista.

Las reglas del proceso al interior fueron claras y la encuesta no le favoreció.

Y es que el senador debe recordar sus recientes decisiones, sus tropiezos. Tiene que aceptar que evadir la votación para disminuir el IVA en Chetumal en el pleno de la Cámara Alta, así como el posterior insulto a una senadora del PAN -que se viralizó en redes- sin duda fueron factores por los que Morena no lo postuló y se decantó por quien está mejor posicionada.

Se ha apartado, pero se sabe que la puerta sigue abierta. La misma puerta que  empiezan a tocar muchos que le prometieron fidelidad al senador, muchos que golpearon bajo el abanderamiento de mentiras (como pretender cambiar la capital del estado a Cancún o bien que la candidatura fue entregada al Verde Ecologista), y muchos más que de manera errónea creyeron que la gubernatura es propia de su jurisdicción. Incluso, muy pronto entrarán también los más férreos detractores guindas.

Al tiempo…

 La política se fortalece cuando las convicciones son firmes, cuando los ideales van más allá de los intereses personales o de grupos, cuando se acepta que en la democracia se gana y se pierde…

Lo demás es politiquería, grillería… conveniencia personal.

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