Teresa Pérez/SIPSE
CANCÚN, Q. Roo.- La práctica del cutting que efectúan los jóvenes de entre 12 y 16 años, para sustituir el dolor psicológico por el físico, se presenta en uno de cada 10 estudiantes de secundaria.

Angélica del Carmen Sierra Serna, coordinadora de servicios educativos y complementarios en nivel secundaria de la Secretaría de Educación y Cultura (SEyC) en Benito Juárez, explicó que los jóvenes se hacen heridas superficiales en brazos, piernas y diferentes paes del cuerpo con objetos cortantes que cubren con pulseras o ropa para no srter detectadas y esto de no atenderse puede ocasionar graves afectaciones en las adolescentes.

Comentó que en el ciclo es-colar 2012-2013 se detectaron en nivel de secundarias a grupos completos de amigas que se autolastimaban con cortes superficiales en antebrazos y piernas.

“Al momento de detectar el problema fueron canalizadas con el psicólogo, se habló con los padres de familia y tanto autoridades de cada plantel y familiares vigilan que los jóvenes no vuelvan a lastimarse”, abundó.

Los jóvenes utilizan las puntas de agujas, plumas, alfileres, navaja del sacapuntas hasta objetos como cutter, cuchillos entre otros. 

Karen Hennesy, psicóloga del sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), explicó que este acto de autolastimarse es compulsivo y se presenta ante una inestabilidad emocional y al lastimarse liberan su enojo. Son más de un centenar de adolescentes que acuden a terapia con problemas de depresión, acoso escolar, cutting y violencia familiar. 

La especialista comentó que el “cutting” es el daño que se le hace al cuerpo en áreas ocultas como en la entrepierna, senos, atrás de las orejas, antebrazos y que en ocasiones los padres de familia no se percatan del problema que viven sus hijas porque utilizan muchas pulseras en los brazos para cubrir sus lesiones o hay quienes lo atribuyen a que su estado de ánimo, es parte de ser adolescente y esto, sólo es un reflejo de problemas en la familia o en la escuela o de padecer trastornos alimenticios y al no ser atendido genera baja autoestima, depresión y ansiedad.