Ángel Villegas/SIPSE
CANCÚN, Q. Roo.- Además de “rudas”, también son “rompecorazones”. Barracudas de Playa del Carmen conquistó el título del cuadrangular “Campeón de Campeones” ante Heart Breakers de la Ciudad de México, como parte de la alianza que celebran con Football Xtreme League (FXL), para impulsar la disciplina en el país.

Las anfitrionas hicieron valer el adagio de ser “profeta en su tierra”, en el emparrillado del Soccer Playa. Su vibrante triunfo (24-18) habla por sí mismo.
Aleck Urtaza, quaterback de las playenses, corrió 30 yardas y colocó a su equipo cerca de la zona de anotación. Más tarde, con una carrera de ocho yardas de Cecilia Rodríguez, lograrían el primer touchdown del encuentro, pero sin el extra.

La visita reaccionó con una carrera corta de Stephanie Arias, quien puso las cosas al rojo vivo. Para su mala suerte, no harían efectivo el extra.
Al tener posesión del balón, las de casa aprovecharían para hacerse presente en el score, en esta ocasión con una carrera corta de Marlly Sosa. Al igual que en los dos casos anteriores, sin el extra.

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Si la primera parte fue cardíaca, el complemento mantuvo al respetable al filo de sus asientos, ya que las capitalinas jamás bajaron los brazos y continuaron peleando en la fragorosa batalla.

Su nuevo ataque comenzó cuando Mariana García avanzó cinco yardas. Después, desde la 15, con un pase de su mariscal, Emily Aparicio a Maricruz Escobar, concretaron la ofensiva. ¡Estaban más que vivas!

Esa jugada motivó a las “rompecorazones” a vender cara la derrota, pues en la siguiente ofensiva de la “rudas”, su defensiva impidió lo que parecía otra anotación. Ya con el balón nuevamente en su poder, Senyaze Alcázar interceptó un pase. Barracudas estaba en plan grande. Faltaba lo mejor.

Las “rudas” eran un muro, defendían su ventaja a capa y espada. Del otro lado, tras mucho insistir, las Heart Breakers por fin consumaron el touchdown de la igualada, gracias a Mariana García, en carrera corta, pero tampoco sin el extra. Restaban un par de minutos y el suspenso prevalecía en las tribunas.

La pizarra reflejaba paridad de fuerzas. Una nueva ofensiva de Barracudas, con una carrera de 15 yardas, recuperó la ventaja. Su rival, lejos de achicarse, intentó la hazaña de emparejar en la agonía. A escasos 35 segundos, alistaba el “gran golpe”, pero se quedó en eso, en un intento, ya que el reloj también se convirtió en su enemigo.