Bienvenidos los tratados bilaterales

Mientras se lleva al cabo la cuarta ronda de las renegociaciones del Tratado de Libre Comercio para América del Norte en Washington...

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Mientras se lleva al cabo la cuarta ronda de las renegociaciones del Tratado de Libre Comercio para América del Norte en Washington, en México deberíamos tener el Plan B listo para ser emprendido en caso de una ruptura del TLC, y más por las recientes amenazas de Donald Trump de sacar a Estados Unidos del tratado y mejor entablar acuerdos comerciales bilaterales con Canadá y México. Pero, ¿es tan mala idea un tratado por separado entre ambas naciones? Y me refiero a México y Estados Unidos.

Es necesario remontarnos al  1 de enero del 1994, cuando entró en vigencia, en esas épocas muchos fueron los detractores de un TLC que evidentemente debilitó a muchas industrias y ayudó a fructificar otras, no nos vayamos lejos, las tiendas de la esquina y micro- comercios iniciaron una competencia, por demás desleal, ante multinacionales que acabaron por cerrarlas o absorberlas, además que la tecnología mexicana nunca se desarrolló.

Uno de los sectores más afectados en nuestro país fue el agrícola, pues ahora la mayoría de los vegetales que hay en nuestra mesa son de origen estadounidense, otro sector dañado fue el juguetero, que antes de la firma del tratado tenía 380 fábricas y ahora solo 30, estos por poner un ejemplo, por otra parte hubo  beneficiados, uno de ellos el sector automotriz que antes de 1993, solo tenía 13 armadoras en suelo mexicano, hoy día hay 30, con miras a expandir este número y en las últimas dos décadas ha habido un incremento de 10.6% por año en promedio por exportaciones de este sector.

Es claro que ante cualquier decisión que se tome, siempre habrá un sector, en cada país, beneficiado y otro afectado; es obvio, que quienes hoy obtienen jugosas ganancias de estos tratos no están dispuestos a cambiarlos o modificarlos, si esto les afecta de alguna manera, sin embargo, es una ley del mercado: “renovarse o morir”, encontrar nuevas rutas, nuevos esquemas y nuevos socios comerciales, voltear a otros mercados y no poner todos tus huevos en una sola canasta.

Hoy un tratado bilateral podría crear una propuesta que beneficie una relación única, pues no es lo mismo las necesidades de Canadá a las necesidades de México, no es lo mismo la relación comercial entre nuestro país con EE.UU a la relación con el país de la hoja de maple. México y Canadá tienen grandes diferencias y necesidades, además de diferencias en su relación con EE.UU y como tal, un tratado bilateral nos permite la creación de un plan que satisfaga necesidades puntuales entre la relación de México con los Estados Unidos.

Hoy, quienes sean afectados por el cambio en el TLC tendrán que apelar al ingenio comercial para adaptarse y sobrevivir al mercado, y si consideramos seguir con  una relación bilateral, es necesario poner sobre la mesa propuestas positivas para el desarrollo económico, comercial, social, educativo y laboral mexicano, propuestas que beneficien, exclusivamente, la peculiar relación entre México y Estados Unidos, total, ponerse de acuerdo entre dos, es más fácil que entre tres, recordemos “Entre menos burros más olotes”.

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