Camino abre terreno a la depredación en Xcabal

La zona arqueológica no ha abierto al público por falta de una donación del ejido bacalarense; cazadores furtivos saqueadores y taladores andan ahí a sus anchas.

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El sitio arqueológico continúa abandonado, pero una carretera facilita el ingreso a cazadores furtivos y a la tala de maderas preciosas. (Juan Carlos Gómez/SIPSE)
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Juan Carlos Gómez/SIPSE

BACALAR, Q. Roo.- El sitio arqueológico fue descubierto en 1995, casi 20 años después no ha sido abierto al público, pese a que desde 2003 comenzaron las excavaciones en la antigua ciudad maya de Xcabal.

 
Pese a que la pirámide principal es cuatro veces mayor que la de Kukulkán, en Chichén Itzá, las excavaciones se abandonaron. Para 2009 el proyecto ya no se movió, pero el camino de acceso a las ruinas ya se había abierto, lo cual dio paso a los cazadores furtivos, los saqueadores de tumbas y los taladores ilegales de maderas preciosas, según explican integrantes del ejido de Bacalar.
 
El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), con el apoyo de los gobiernos estatal y federal, y del Fideicomiso de Promoción Turística de la Riviera Maya, trabajaron en las excavaciones y en la creación del “problemático” camino.
 
El cedro y caoba que se encontraban en la selva densa, cerca de la zona de Xcabal, hoy son accesibles a los leñadores ilegales, quienes a cualquier hora pueden cortar cuanta madera quieran. 
 
Andar kilómetros con un madero es imposible, pero ahora con el camino suben todo en una camioneta y no hay problema.
 
A los leñadores se les suman los cazadores de venado, jabalí y otros animales de la región, que ahora pueden llegar hasta donde se oculta la fauna de laregión para resguardarse de la depredación.
 
Xcabal es entendido como un centro civil considerable, por lo que alrededor hay un sinnúmero de construcciones pequeñas, mismas que están siendo saqueadas, pues el camino no tienen la menor vigilancia.
 
Desde el pasado mes de abril, el diputado local José Alfredo Contreras Méndez ha instado al INAH a que concluyan las excavaciones en la zona, ya que desde hace dos años los trabajos fueron interrumpidos tras la muerte de Enrique Nalda, encargado del proyecto y principal gestor del proyecto arqueológico.
 
Uno de los problemas fundamentales para que los trabajos no continúen es que el INAH pide una cantidad determinada de terreno para que se integre en la zona, misma que no es aceptada por el ejido bacalarense, pues ronda alrededor de tres mil hectáreas.
 
El organismo federal no ha dado una fecha definitiva para la apertura del lugar, el ejido no ha querido ceder la tierra para la zona de amortiguamiento y las practicas ilegales aumentan con el nuevo camino.

 

(Edición: Rafael Pérez)

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