Andrés Aguilar/Turismo Hábitat

Ciudades Inteligentes (o Smart Cities), son hoy una tendencia global para el desarrollo de ciudades y territorios, sin embargo es necesario saber el porqué de este movimiento que representa un enfoque estratégico e innovador para el diseño urbano, planificación, gestión y gobierno.

Centrémonos en el caso de Cancún como una joven ciudad de trepidante crecimiento, que en términos de movilidad, está experimentando un modelo completamente insostenible, por una parte una muy alta motorización, alto índice de accidentalidad y por supuesto un transporte público deficiente.

En términos ambientales el crecimiento desmedido de la mancha urbana ha impactado seriamente el medio físico natural. Por otra parte encontramos que aproximadamente el 80% de las emisiones de Gases Efecto Invernadero (GEI), provienen de la principal actividad económica de la ciudad, el turismo.

El uso de tecnologías sustentables para la generación de energía, no es algo que sea el general en la ciudad, lo mismo con la debida disposición de los residuos sólidos y que decir de la seguridad pública, estamos viviendo una de las crisis más severas que se hayan vivido en el caribe mexicano.

Pero a qué viene todo este breve diagnóstico, a algo muy elemental, no estamos tomando decisiones inteligentes.

En el marco del “Smart City Expo Latam Congress” celebrado el pasado mes de junio en la ciudad de Puebla, Pilar Conesa pionera en el tema, define Smart cities,  como la apuesta por un nuevo modelo de gestión urbana, capaz de responder de manera integral a los habitantes en los ámbitos de movilidad, planeación urbana, gobierno, economía, energía, medio ambiente, resiliencia, seguridad, educación y salud.

Pero todo lo anterior, pareciera que  ocurre de manera exclusiva en el ámbito público; lo cual, sabemos se traduce en problemas que crecen y no siempre se resuelven; y lo que es peor, no se cuenta con los recursos humanos y materiales para mitigarlos. No obstante, la oportunidad de este nuevo concepto hace que a partir de la innovación y el uso de tecnologías, el sector público se convierta en una entidad  inteligente, no solo en su composición o el uso de herramientas tecnológicas, sino también en su forma de gestión.

Y de esta manera aparece el segundo componente, una sociedad participativa, responsable y sobre todo informada, toda vez que la configuración de nuestras ciudades es un tema de responsabilidad compartida.

Dicho lo anterior, en la medida en la que este binomio gobierno-sociedad se comprometa e interactúe bajo las premisas anteriormente mencionadas, será que tendremos un Cancún  inteligente y por ende de gobernanza inteligente.