Carlos Joaquín y el alejamiento del “centro”

Con la queja expresa del gobernador de Quintana Roo, Carlos Joaquín González, de que el gobierno federal no le ha consultado para la designación de delegados federales en la entidad...

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Con la queja expresa del gobernador de Quintana Roo, Carlos Joaquín González, de que el gobierno federal no le ha consultado para la designación de delegados federales en la entidad, el mandatario envió al “centro” un mensaje mucho más profundo de lo evidente, pues a pesar de haber sido colaborador cercano del presidente Enrique Peña Nieto, marcó con lo anterior un claro alejamiento del ámbito de su influencia.

La reacción puede ser temporal, dada por la cercanía de los tiempos electorales o por el descuido de “alguien”, que desde la Secretaría de Gobernación federal se ha dejado influenciar para nombrar delegados vinculados con los desfalcos a las arcas estatales en administraciones anteriores, pero lo cierto es que la declaración de Joaquín González sorprendió no sólo a la clase política local, sino a los mismos representantes de los medios de comunicación, acostumbrados a la mesura del mandatario e incluso a su excesivo cuidado al declarar en lo referente a sus relaciones con el presidente.

Joaquín González fue el responsable del área de turismo en el equipo de transición de Peña Nieto, y cuando este asumió la Presidencia de la República, el ahora gobernador fue designado subsecretario de Turismo federal. Su hermano, como es sabido, es Pedro Joaquín Coldwell, secretario de Energía actual; así que las relaciones del mandatario quintanarroense con el gobierno federal son más que fuertes, de ahí que la queja lanzada este miércoles haya cimbrado en lo local y habrá que esperar la reacción federal, porque las delegaciones han sido, en los últimos once años, foco constante de profunda corrupción y señaladas de manera permanente por la incapacidad de quienes las dirigen.

En este espacio hemos señalado con anterioridad, que las delegaciones son justamente el factor inacabado en la transición política y administrativa en Quintana Roo. Durante el borgismo, se festinó que el presidente hubiera “cedido” todos los espacios al gobierno quintanarroense. Claro, eran del mismo partido y Carlos Joaquín llegó al poder cobijado por el PAN y el PRD; pero se infería que por sus buenos oficios con el “centro”, por cortesía política y sobre todo para una correcta coordinación administrativa, las delegaciones le serían entregadas.

Si no hay una reacción en los siguientes días en el gobierno federal, quedará claro que, por lo menos hasta 2018, las delegaciones seguirán siendo ocupadas por oscuros intereses y personajes, y que no habrá ya ni cortesía política, ni buenos oficios y, por supuesto, tampoco coordinación administrativa. Como siempre, los que pierden, de todas, todas, son los ciudadanos; así se observa desde aquí, A Tiro de Piedra. Nos leemos en la próxima.

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