Chetumal: Padres enseñan a los niños trabajos del sector agrícola y pecuario
Los menores de la zona rural realizan labores de cultivos de maíz y caña.
Aunque desde hace una década se ha tratado de erradicar el trabajo infantil en Quintana Roo, el envejecimiento de la mano de obra en el sector agrícola obliga de forma casi automática a que desde temprana edad los varones realicen trabajos de adultos.
En las áreas alejadas de las ciudades y los funcionarios públicos contratados para vigilar esos temas, los padres ven con normalidad “enseñar” el trabajo de sus ancestros a las nuevas generaciones, desde una temprana edad tal y como lo hicieron con ellos.
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Federico Hernández Amador, representante de la Unión Campesina Democrática (UCD), señaló que aunque los gobiernos federales, estatales y municipales realizan campañas para erradicar esta actividad, por lo menos siete de cada 10 niños de la zona rural han realizado trabajos ligados al sector agrícola y pecuario.
Los menores realizan labores principalmente en cultivos de maíz y caña que son los predominantes en la zona rural, mientras que por el sector pecuario realizan trabajos en la ganadería y la apicultura.
“La mano de obra está envejeciendo, hay que ver la realidad, aunque la educación es gratuita y laica, miles de niños en Quintana Roo abandonan sus estudios al concluir la primaria o secundaria por falta de recursos y para contribuir con el sustento familiar, al tener padres ancianos y enfermos”, comentó.
Para el entrevistado, eso es solo un símbolo de que oportunidades no son iguales para todos los habitantes del estado.
“El mundo depende de la producción de alimentos, pero aquellos que producen nuestros alimentos enfrentan muchos problemas económicos y sociales. Aquellos que cultivan nuestros alimentos a menudo no pueden costear la alimentación de sus familias o enviar sus hijos a la escuela”, refirió.
Y el trabajo que realizan los niños y niñas en la agricultura a menudo es invisible, porque ayudan a sus progenitores en el trabajo a destajo u otras formas de organización del trabajo. Debido a que esta labor no está reconocida ni se registra fácilmente en las estadísticas, pasa en gran medida desapercibida.
Los menores recogen cosechas que aún gotean plaguicidas o fumigan ellos mismos con agroquímicos o cumplen largas jornadas de trabajo en actividades como el corte de la caña.
El presidente de la Asociación Local de Productores de Caña, Benjamín Gutiérrez Reyes, reconoció que pese a las recomendaciones y prohibición, algunos niños son llevados a escondidas por sus padres al corte de caña durante la temporada de zafra, mientras que, el resto del año los llevan para realizar trabajos como el chapeo de la maleza.
Sin embargo, los padres no lo ven como explotación infantil, sino como algo arraigado y una forma de enseñar a los niños el duro trabajo del campo y bajo el dicho “Es más pesado un machete, que un lápiz”, con la finalidad que se esfuercen en sus estudios.
Florencio Song Solis, ex dirigente de la Unión Ganadera Regional (UGR), también reconoció la interacción de los niños en labores como la ganadería y apicultura, aunque dijo es más visto como un pasatiempo por los niños, pues de ninguna manera los padres dejan que los menores manipulen animales o realicen actividades que pongan en riesgo su vida.