Lo que comenzó como un pequeño grupo de jóvenes aficionados al fútbol que iban al estadio 10 de Abril a disfrutar de los partidos, hoy con más de un centenar de integrantes, la Marea Brava celebra 10 años de hacer vibrar las tribunas con su música y colorido, siempre apoyando a los equipos deportivos de Chetumal y del estado de Quintana Roo.

La historia de este singular grupo de apasionados al fútbol se remonta al 2010, cuando la capital del estado era casa de los Potros Chetumal y algunos jóvenes de la capital del estado se unieron a la porra de los azulgranas.

“Éramos cerca de 10 chavos que formábamos parte de la porra Aliento Chetumal cuando aquí estaba el Atlante, pero cuando se va el equipo ese grupo también desaparece y nos quedamos con las ganas de seguir disfrutando y apoyando a los equipos de casa y decidimos bautizar a este pequeño grupo con el nombre de la Marea Brava”, narra Joan Chuc, líder y creador de este grupo de fanáticos.

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El grupo creció cuando Chetumal volvió a tener equipo en la Segunda División, proyecto encabezado por el arquitecto Andrés Negrete. A partir de este momento la Marea Brava comienza a conformarse como una barra, que adquiere instrumentos y se presenta en las tribunas para contagiar de alegría a la afición chetumaleña.

Le da el gran toque de ambiente y festividad a los partidos. (Foto: Miguel Maldonado)

A lo largo de una década han sido muchas las aventuras, los viajes y las anécdotas en esta familia en la que hay de todo: entrenadores estatales, periodistas, doctores, ingenieros, amas de casa, niños, y gente de la tercera edad.

“Una de nuestras mejores anécdotas fue cuando viajábamos a Chiapas a un partido de Liguilla y ya no llegamos al estadio porque el chofer tomó otra ruta, pero nos detuvimos en la carretera a escuchar el partido por teléfono y celebramos a la distancia la victoria de los Tigrillos”, recuerda Joan Chuc.

Además, la Marea Brava también hace labores sociales como ayudar a la población después del paso de huracanes, sin olvidar la recolecta y repartición de juguetes a niños de las zonas rurales cada fin de año.