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CANCÚN, Q. Roo.- Si crees que por vivir en un lugar vacacional no necesitas viajar, estas en un error. A pesar de tener cerca el mar Caribe, estudios científicos afirman que visitar ciudades diferentes a la propia es muy enriquecedor y saludable.
Visitar otros lugares cambia la perspectiva del mundo y, a través de la gente, el folclor, la ropa, la comida y la música es posible ampliar el acervo cultural y disfrutar más la vida, publica el portal web Hipertextual.
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Ya sea que viajes a otro país o al poblado próximo al que vives, viajar es una experiencia que no sólo se disfruta, sino que también se traduce en beneficios a nuestra salud y estado de ánimo, tales como los que se enlistan a continuación.
1. La felicidad de planear el viaje
Según un estudio realizado en el Reino Unido, las personas se sienten particularmente felices cuando se aproximan las vacaciones, debido a que esto puede significar viaje. La emoción de elegir el destino, comprar los boletos de avión, preparar la maleta y la espera del viaje en general suelen provocar mucha alegría.
Esto se debe, según el argumento del estudio, a que el nivel del efecto placentero en las personas cambia positivamente y, por consiguiente, aumenta su bienestar. Además, otro estudio sugiere que la anticipación del viaje puede ser incluso más placentera que la espera por adquirir un bien material.
2. Contra el estrés y las emociones negativas
Cuando el trabajo es algo que de verdad nos agobia, viajar no siempre es con la finalidad de conocer nuevos lugares, sino simplemente para alejarse, lo más posible, de las cosas negativas de nuestra vida.
De acuerdo con la encuesta sobre estrés realizada por la Asociación Americana de Psicología, las vacaciones y viajes pueden ayudar a manejar el estrés y las emociones negativas porque eliminan los ambientes y actividades que son fuentes de nuestro estrés. Incluso se cree que un viaje puede ayudar a reestablecer nuestras emociones, haciéndonos más compasivos ante ciertas situaciones.
3. Para no deprimirse
En las ciudades la vida pasa mucho más rápido y, entre el ajetreo constante en el trabajo y el tráfico mientras conducimos puede provocar serios problemas de depresión e irritabilidad, lo que a su vez influye directamente en el bienestar general. Según los resultados del estudio realizado por la Clínica Marshfield en Wisconsin, las personas que viajan sólo una vez cada dos años son más propensas a sufrir de depresión y estrés que las mujeres que salen de vacaciones al menos dos veces al año.
Cambiar la casa o la oficina y las actividades que hacemos cotidianamente por un medio ambiente diferente con actividades diferentes puede traer consigo un montón de beneficios a nivel psicológico; por ejemplo, la mente puede restablecer, al igual que el cuerpo, los efectos acumulados por estar sometido a largos periodos de estrés.
4. Enriqueciendo nuestras experiencias
Como lo predican los seguidores del estilo de vida minimalista, las posesiones materiales no siempre suelen brindar la felicidad verdadera y, si lo hacen, es una felicidad momentánea pues las cosas materiales se vuelven viejas, se desgastan y se deprecian. No así las experiencias gratas como el viajar.
Tanto los viajes largos como los cortos son una acumulación de experiencias enriquecedoras debido a la exposición a ambientes totalmente nuevos a lo que estamos acostumbrados; como la cultura, las tradiciones y las perspectivas del viaje. Ese hecho quedó de manifiesto en un estudio realizado por la Universidad de Cornell que demostró que, comprar experiencias de viaje nos hace más felices en el largo plazo que comprar cosas materiales.
5. Viajar reduce el riesgo de un ataque al corazón
Aunque los ataques al corazón van a la alza por diferentes causas relacionadas a la alimentación y la falta de actividad física, los estudios han encontrado que los hombres que no acostumbran tomar vacaciones durante varios años son 30% más propensos a tener un ataque al corazón. Por el contrario, los hombres que viajan regularmente son 21% menos propensos de sufrir un ataque de ese tipo. Las mujeres que viajan sólo una vez cada seis años tienen ocho veces más probabilidades de sufrir un ataque cardiaco.
Aunque los hallazgos parecen sorprendentes, es evidente que, los viajeros tienden a ser más activos que las personas que pasan la mayor parte del tiempo en una silla de oficina.
Senderismo, alpinismo, snorkel y caminata son actividades que a menudo realizan los viajeros y que aumentan la salud física y mental de quien las realiza.