Los cilindros y su música
Estaba sonando La Vie en Rose y todo era magia para mí.
Hacía mucho tiempo que mi emoción llegara casi al llanto, aunque confieso que si eche la lagrimita. Venía caminando de la Fran Plaza u en la esquina de La Luna y Nichupté me encontré a un cilindrero. Estaba sonando La Vie en Rose y todo era magia para mí. Por supuesto me cruce al camellón donde estaba el señor y su ayudante, una muchacha gordita también con su uniforme color beige y su gorra café, le advirtió de mi presencia.
Y en cuanto saque mi celular para filmarlo y fotografiarlo se enfureció y se dio la vuelta para que no lo captara y me dijo gritando: ¡apague eso que lo tenemos prohibido por el sindicato! Lo cual me sorprendió y de inmediato guarde mi teléfono y me acerque a decirle que ellos una historia toral del país y demás, le di mi tarjeta y me aleje a escuchar su música y desde ese día todas las mañanas los escucho desde la casa de ustedes en el anonimato.
Me preocupa que estén bajo el yugo de un sindicato ¿imagínense? Y por otro lado que no podamos difundir su presencia a las nuevas generaciones. Recuerdo una Navidad en donde al escuchar a un cilindrero mi papá salió a la calle y regreso con él. Obvio después del concierto y un par de tlapehues se fue muy contento con cena abundante para llevar, una botella para el frío y por supuesto con una muy abundante propina de las que mi papá acostumbraba a dar. Fue una Navidad en la que nos hizo feliz ese personaje ahora casi olvidado o desconocido para muchos.
Los cilindros u organillos, cuya música se escucha aún todos los días por las principales calles de la capital mexicana y que fueron traídos de Alemania a México en 1884, se niegan a morir, porque quienes los utilizan, llamados cilindreros, se encargan de darles mantenimiento y eso ha de ser un trabajo de magia por lo antiguo y por las refacciones ya inexistentes. Gracias a los cilindreros, han alegrado las calles de esta capital por más de 100 años, principalmente las del Centro Histórico.
Como recuerdo a la abuela cada vez que veía a un cilindrero me pedía que tomara de su bolso unas monedas para dárselas y me decía siempre. ¨Compañero de arte mi cielo¨. Les deseo a todos una muy Feliz Navidad y un 2018 lleno de abundancia y bendiciones. Nos vemos hasta el lunes 8 de enero. Hasta la próxima.