Confían más en la 'pureza' del agua de la llave

Los microempresarios de las plantas purificadoras clausuradas aseguran que el tratamiento que utilizan "es el adecuado"

|
Los microempresarios consideran que en sus plantas purificadoras se trabaja sanitariamente. (Juan Carlos Gómez/SIPSE)
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

 

Juan Carlos Gómez/SIPSE
BACALAR, Q.Roo.- Aproximadamente 80% de los habitantes de las comunidades de Bacalar beben agua del grifo, según explicó Miguel Ángel Canul Cahuich, representante de la purificadora de Agua Sevilla.
 
El pasado 9 de enero Canul Cahuich junto con Humberto Loria Romero, representante de la purificadora Live Water en Blanca Flor, se manifestaron en el Palacio Municipal exigiendo que se revisara el dictamen de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) debido al cual se cerraron seis purificadoras de agua en el municipio de Bacalar.
 
“El problema más que económico es el social y de salud, la gente no tiene para comprar garrafones de 24 pesos, y nosotros lo ofertamos a ocho e incluso hasta seis pesos”, señaló Canul Cahuich.
 
Diariamente las purificadoras en las comunidades bacalarenses venden entre 10 y 12 garrafones por día, además de que activan la economía en un negocio saludable, aseguran los manifestantes.
 
En las comunidades en donde se encuentran las purificadoras cerradas: Blanca Flor, Maya Balam, San Isidro, Kuchumatán, Buena Vista y Altos de Sevilla, la gente acostumbra a beber agua de la llave y agua de lluvia, la cual no tiene un proceso de purificación, ni siquiera con procedimientos precarios, lo cual representa un riesgo para su salud, explica el microempresarios.
 
“De cada 100 personas 20 toman agua de garrafón pero cocinan con agua de la llave, 1% cocina y bebe agua de garrafón y el resto, 79%, toma y cocina con agua del grifo”.
 
Los quejosos argumentan que la Cofepris toma en cuenta las instalaciones más que la calidad del agua la cual, afirman, tiene una calidad excelente.
 
“Nosotros tenemos máquinas purificadoras importadas de Estados Unidos, cada una cuesta 250 mil pesos, estamos endeudados, pero le apostamos a una microempresa que tuviera un impacto social más que económico porque la verdad no ganamos mucho, pero damos el servicio a nuestras comunidades”, agrega Canul Cahuich.
 
Ayer los microempresarios se reunieron con el presidente municipal Francisco Flota Medrano para externarle el problema, el resultado fue que en las próximas semanas se organizará una nueva revisión con la Cofepris y representantes del municipio para que se pueda reabrir lo antes posible las purificadoras y que estas cumplan con los estándares necesarios.
 

Lo más leído

skeleton





skeleton