Oskar Mijangos/SIPSE
CANCÚN, Q. Roo.- Los mercados en Cancún se convierten en estampas del pasado, aquellos lugares que en su momento fueron centros concurridos por gran parte de la ciudadanía, hoy son pasillos vacíos, donde abundan los letreros de “se renta”.

En el mercado “Felipe Carrillo Puerto”, ubicado sobre la Ruta 4, esquina con la primera entrada de la región 94, se pueden observar sólo 20 locales en funcionamiento de un total de 90. Doña Laura Romero recuerda los días de bonanza donde las ganancias rondaban los nueve mil pesos mensuales, a diferencia de hoy, donde a duras penas obtiene dos mil pesos al mes.

Doña Laura llegó a este mercado en 1991, cuando el mercado estaba atiborrado de gente, a diferencia de hoy, y es que como ella manifiesta, los grandes comercios se han comido a los mercados, ya que no se explica de otra manera la situación actual, pues el mercado “Felipe Carrillo Puerto” ofrece menús muy completos en sus locales de comida donde por 50 pesos uno puede disfrutar de sopa, plato fuerte, guarniciones, tortillas, salsas y hasta agua fresca de fruta natural. Desde hace nueve años ella es propietaria de uno de los 90 locales del lugar, pero actualmente está pensando en cerrarlo de manera definitiva, pues los gastos son mayores a las ganancias que su modesto restaurante le genera.

Por su parte, el mercado "Javier Rojo Gómez", mejor conocido como el Mercado 23, ha ido de más a menos, Ana Laura Puc Maldonado es locataria del lugar y tiene ya 30 años ahí. 2013 ha sido sin duda el peor año para el mercado, ahora se prepara para el resto de 2014, el cual no pinta nada bien con tantos aumentos a los productos, afirmó.

Por su parte, Alfonso Braga, administrador del mercado “Chetumalito”, señaló que de 60 locales que el lugar alberga, sólo operan 21, esto ante el deterioro de las instalaciones y sobre todo porque los comerciantes no tienen para invertir ante las pocas ganancias que ahí se generan. El mercado ubicado en la calle 5 de la Supermanzana 67, se ha ido apagando, todo pese a sus locales amplios y económicos, así como un área de estacionamiento para más de 50 vehículos. 

Aunque tiene una larga tradición, puede que la zona “perdida”, como él la califica, ubicada entre la avenida Francisco I. Madero (Rutas 4) y Miguel Hidalgo (Ruta 5) sea la causa de la “muerte” del mercado. A su parecer, al estar rodeado de cuarterías ha ocasionado que la delincuencia en la zona aumente, alejando a los clientes potenciales.

Lourdes García, comerciante de una lonchería en el mercado desde hace 25 años, tiempo en que empezó a funcionar el lugar, recuerda que al principio se vendía muy bien, pero después del huracán “Wilma” y la apertura de supermercados en las cercanías, las ventas fueron en picada. Hoy sólo el 30% de los espacios comerciales se mantienen abiertos.