Todo, todo”, fantasía para quinceañeras

Esta es la mejor película del año si se tienen las emociones de una adolescente.

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El ritmo narrativo es acelerado, es obvio que Meghie quería menos de 90 minutos de película. (Contexto/Internet)
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Por Rafael R. Deustúa

Criticar un género cinematográfico por que no te gusta es como ser fan del chocolate y criticar la vainilla: algo absurdo e inútil. “Todo, todo” es un romance adolescente con algunas buenas cualidades por un lado y tantos absurdos como “Rápidos y Furiosos” por el otro.

Maddy vive en una mansión de alta tecnología de donde no puede salir debido a que su sistema inmune es deficiente y cualquier enfermedad podría matarla. Sólo convive con su madre y doctora, su enfermera y la hija de ésta, pero se entretiene con internet. Un nuevo vecino es quién llama su atención y hace que ella sienta cada vez más pequeña su casa al despertar su corazón y sus ganas de vivir el mundo en persona.

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Con el último éxito en novelas rosas adolescentes, J. Mills Goodloe construye un libreto interesante que en principio resulta una sorpresa agradable, lo malo es que la creatividad se agota antes del desenlace y éste resulta forzado e incoherente, pero es difícil saber qué méritos y errores son del guionista y cuáles de la directora Stella Meghie.

El ritmo narrativo es acelerado, es obvio que Meghie quería menos de 90 minutos de película, pero pudo implicar que el romance de los chicos tardaba más en gestarse sin emplear tiempo de pantalla. Su mayor error es descuidar detalles que distraen la atención sobre la trama y ponen en riesgo su desarrollo, además de emplear soluciones absurdas para arreglar el final.

Por otro lado tiene soluciones creativas: Para evitar tomas repetitivas de las charlas texteando de los chicos aprovecharon que Maddy construye maquetas muy detalladas e imagina que sus charlas con Olly se desarrollan ahí y como es su imaginación, da pié a buenas puntadas.

Amanda Stenberg y Nick Robinson trabajan bien, aunque es ella la evidente protagonista y a veces se extraña el punto de vista de él. Hay química entre ellos y nunca se comenta que sean de distintas razas, lo cual es un agradable atisbo del futuro. Igualmente tenemos a dos latinas, Ana de la Reguera y Danube Hermosillo, con papeles dignos.

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