Desde la fundación de la zona de El Crucero en Cancún, cientos de trabajadores de la industria de la construcción se conglomeraban ahí a la espera de que un contratista llegara a buscar personal para edificar un nuevo hotel, pavimentar una calle o hacer un nuevo fraccionamiento.

“Nunca en los 23 años que llevo aquí nos faltó trabajo estando ahí, ahora nos rocían con gas si nos paramos”, recuerda Javier, uno de los miles de trabajadores que perdieron su empleo ante la orden de suspender todas las actividades no esenciales.

 “¿Cuándo vamos a tener trabajo?”, pregunta uno con desesperación mientras espera en la fila para recibir comida gratis en uno de los comedores que brindan alimentos a los más vulnerables.

“Dicen que ya para el lunes van a abrir unos negocios”, responde otro con esperanza de que sea Cancún uno de los 300 municipios de todo el país que regresarán a sus actividades el próximo 17 de mayo, pero no es el caso, al igual que para las otras 10 demarcaciones de la entidad.

En la fila del comedor hay alrededor de 300 personas formadas. Este jueves hay lentejas con salchichas, arroz blanco y agua de sabor. También palomitas para los niños.

“Ahorita aquí nos están dando de comer, estos enviados de Dios, pero va a llegar el día que se van a hartar de uno y van a dejar de darnos, y sin trabajo qué va uno a hacer”, añade Javier.

El parque de El Crucero actualmente se encuentra restringido y hay una patrulla vigilando. Por las tardes algunos trabajadores pasan por la zona con la esperanza de conseguir “algún trabajito”, en alguno de los múltiples oficios que saben hacer.

(Paola Chiomante/SIPSE)

En días pasados, un compañero de ellos falleció. Su familia vino a buscarlo desde Chiapas y les entregaron solamente las cenizas. Aunque la causa fue de Covid-19, ellos aseguran que tenía otros padecimientos que le provocaron la muerte.

“Eso del coronavirus no es cierto, puro invento del gobierno, y mientras aquí nos tienen muriendo de hambre, sin un quinto y sin trabajo”, aseveró con rabia otro desempleado de nombre Manuel.

Él afirma que cuando han ocurrido huracanes, pasan dos o tres semanas y hay mucho trabajo de la construcción, pues se requiere mano de obra para levantar de nuevo la ciudad, pero esta situación no tiene precedente para ellos.

“Cuando fue lo de Wilma después había un montón de jale, ahorita ¿cuál?, no le dicen a uno para cuando”, concluye.