Debilitaron Seguridad Pública y Fiscalía

El titular de Seguridad Pública y el Fiscal General han entregado malos resultados en este gobierno.

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En la Secretaría estatal de Seguridad Pública y la Fiscalía General del Estado, fueron desplazados mandos diestros por el placer de enviarlos a la banca, pero sin prever las repercusiones de estos movimientos suicidas que mantienen por los suelos nuestra seguridad, ya que los delincuentes van ganando la partida y se reafirman como el mayor problema del sexenio, a menos que alguien impulse un giro de 180 grados en las alturas.

Rodolfo del Angel Campos (titular de Seguridad Pública) y el Fiscal General Miguel Angel Pech Cen han entregado malos resultados en este arranque de gobierno, aunque al inicio de este “gobierno del cambio” la Fiscalía estuvo en manos de Carlos Arturo Alvarez Escalera, heredado al calor del “paquete de impunidad” diseñado con manos temblorosas por el ex gobernador Roberto Borge.

Seguridad Pública –incluso a nivel municipal– y la Fiscalía del Estado tienen que estar a salvo de reacomodos insensatos al arranque de un nuevo gobierno, ya que se desestabiliza una ofensiva conjunta para enfrentar a la delincuencia, castigando a mandos altamente eficaces que fueron desplazados por inexpertos y recomendados cuya soberbia les impidió solicitar información a los despedidos que cometieron el pecado de participar en un gobierno maldito como el borgista.

Los venenosos ataques al club nocturno Blue Parrot de Playa del Carmen y a la sede de la Fiscalía General en Cancún sorprendieron fuera de base a sus altos mandos, y hasta hoy la Fiscalía no tiene avances medianamente significativos, dejando en el tablero a la impunidad como vencedora indiscutible.

En el tiroteo vespertino a la Fiscalía –ocurrido el pasado 17 de enero– cayó el policía ministerial Humberto Mora Ochoa, con 25 años de servicio. Su homicidio debe ser un acicate para esta Fiscalía cuyo cambio de nombre –antes era Procuraduría de Justicia– no va acompañado por una ganancia en efectividad.

En la seguridad pública la coordinación es indispensable, y esta es un camino clausurado cuando el mando máximo en la dirección de Seguridad Pública en nuestra capital es Antonio Arenas Mondragón, quien abrió un flanco gratuito al humillar a un puñado de trabajadoras que presentaron su queja ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos. Con Arenas Mondragón no se necesitan enemigos en las calles.

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