La remodelación de la avenida de los Héroes –112 millones invertidos– fue la obra capitalina que más expectativas generó en el gobierno de Roberto Borge, con Eduardo Espinosa Abuxapqui en la alcaldía chetumaleña. Pero los resultados son paupérrimos porque quedaron muy lejos de lo proyectado.

Obligado el antecedente histórico de esta avenida que fue el corazón regional del comercio de importación, motor de una ciudad que fue identificada a nivel nacional como santuario de la fayuca cuyo esplendor comenzó a declinar a fines de la década de los 80.

Esta avenida no presenta un cambio significativo, porque su remodelación fue la aplicación de maquillaje en un tumor, sin inyectar un cambio significativo en esta arteria que no atrae visitantes por su falta de ofertas novedosas.

A lo largo de la avenida de los Héroes no hay un solo negocio con magnetismo, ya que predominan los changarros con ofertas habituales incapaces de competir con las plazas comerciales que captan el mayor porcentaje de curiosos y clientes.

La Héroes tiene problemas de estacionamiento por las improvisadas cirugías que atentaron contra el proyecto original, presentado como una opción de vanguardia que obsequiaría enormes beneficios a los comerciantes sedientos de apoyo gubernamental.

Porque debemos tener en cuenta que los comerciantes chetumaleños tienen una cultura familiar que los aferra a sus negocios, y por ello su desencanto e indignación son enormes. Negocios cercanos a esta avenida son exitosos, y entre ellos destacan Sergio’s Pizzas y el Café del Puerto, ubicados en avenidas deterioradas del primer cuadro de la ciudad.

Los líderes de los comerciantes tienen que hacer una evaluación de esta remodelación fraudulenta a simple vista, ya que fue prometida una reactivación comercial que posibilitara la competencia con otras zonas que están concentrando la clientela, como la plaza de las Américas que capta el mayor porcentaje de visitantes con su oferta de cine y tiendas departamentales y de autoservicio.

La avenida de los Héroes ha decepcionado a los comerciantes que siguen perdiendo la batalla, ampliamente superados por otras zonas más atractivas para los consumidores.