Él es "Pato"; un joven que enfrenta los retos de la vida con una sonrisa

Patricio González tiene 24 años y estudia en la Universidad Anáhuac Cancún.

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Henry Arena/COLABORACIÓN ANÁHUAC

Según las Naciones Unidas, “solo el 2% de los jóvenes discapacitados asiste a la escuela”. Patricio González, mejor conocido como “Pato”, pertenece a ese pequeño porcentaje.

Es un joven de 24 años, tiene el pelo lacio de color negro, usa lentes y una sonrisa que lo distingue de las demás personas. Tiene una discapacidad, no tiene brazos ni piernas. Sin embargo, él, al igual que muchas otras personas, se levanta por las mañanas con muchos retos por vencer, metas por alcanzar, sueños por los cuales luchar. Con cuidado desciende de la cama apoyando la parte inferior de su cuerpo sobre el piso, se desplaza para salir de la habitación.

Al llegar al comedor, se sienta frente a una mesa que se encuentra a su altura para desayunar. Coloca la cuchara sobre el plato, con su hombro baja una parte de la cuchara para que el otro lado suba y pueda comer. Una forma tan particular de hacerlo.

Un día se encontraba Patricio en una tienda de conveniencia de la zona hotelera, sosteniendo el teléfono con el hombro mientras hablaba por éste, terminó la llamada e inmediatamente tomó refresco de lata. Un hombre, que tenía minutos observándolo, se acercó a preguntarle quién era. Patricio dijo su nombre completo amablemente.

El hombre escuchó atentamente y se encontraba completamente asombrado, después de unos minutos platicando, le preguntó sobre su sueño en la vida, él respondió que anhelaba estudiar en la Universidad Anáhuac Cancún y, por azares del destino, este hombre trabajaba en este lugar y se comprometió a ayudarlo. Este hombre era Marco Martos, headcoach del equipo de americano Leones de la Universidad Anáhuac Cancún. Días después Pato fue a la universidad y se acercó a la oficina de Marco, gracias a la perseverancia y esfuerzo por parte de éste, logró que a Pato se le otorgara una beca del 100% y que pudiera estudiar psicología.

A partir de ahí Pato comenzó a adquirir herramientas para poder cambiar la perspectiva de las personas que lo rodeaban. Cuando vi por primera vez a Patricio, tengo que admitir que me llamó la atención, pero me sorprendí más al ver la actitud de este muchacho. Un amigo suyo lo ayudaba a trasladarse por los pasillos de la universidad, al llegar a las escaleras él descendía con precaución y comenzaba a subir las escaleras sin ayuda de nadie. Volvía a subir a la silla de ruedas, siempre con una sonrisa, volteando a todos lados para saludar a las personas, incluso hasta los que no conocía y se le quedaban viendo, les hacía un gesto de saludo.

Tuve la oportunidad de llevar una materia con él, el primer día, mientras esperábamos que iniciara la clase, Pato revisaba su celular y al mismo tiempo escribía con la lengua muy rápido. Minutos después se abrió la puerta y entró la maestra, dio la bienvenida a todos. Inmediatamente agarró su bolso, lo abrió y sacó un plumón para escribir en el pizarrón.

Pato abría su libreta con la lengua hasta dejarla abierta en una hoja completamente blanca. Sostenía la pluma con su boca y escribía lo que estaba en el pizarrón, era muy sorprendente, escribía mejor que otras personas. Cuando terminó la clase, Pato se acercó a la silla de ruedas, los demás se retiraban y él se despedía de cualquier persona que pasara a lado suyo.

La primera vez que salí a una plaza con unos amigos, donde también iba Pato, me pude dar cuenta de cómo la sociedad no está lista o no sabe cómo relacionarse con las personas que tienen una discapacidad, la cultura influye bastante en el trato que se les brinda a estas personas.

Caminábamos y platicábamos, las personas volteaban a verlo, algunas hasta comentaban algo entre sí, era inevitable. Tengo que admitir que resultaba molesto, en ese momento yo ya había visto varias acciones que realizaba Patricio, con una motivación incomparable y sin pretextos, siempre viendo hacia adelante con una actitud positiva, cosas que otras personas que no tienen ninguna discapacidad no hacen.

Cuando viajamos con otros amigos, tuvimos la oportunidad de conocerlo más, nos hicimos buenos amigos. Es un muchacho ejemplar, sabe utilizar esa energía positiva dando conferencias de motivación. Pato está enfocado en ayudar a las demás personas, incluso aunque no lo conozcas desde mucho tiempo atrás, él te brinda la confianza y te escucha.

Nos contó que cuando estaba más pequeño recibió muchas burlas y fueron inevitables, sus padres siempre estuvieron ahí para apoyarlo, le enseñaron a aceptarse y valorarse, estableció como su misión el crear conciencia, motivar a la sociedad y poner un granito de arena para que se cambie la cultura sobre el tema de discapacidad. Pato es diferente por fuera, pero por dentro es exactamente igual a los demás.

Personas que nos marcan 

A lo largo de la vida uno se encuentra con personas que nos marcan, que nos hacen ser mejores, que nos retan a disfrutar de la misma. En mi caso, esa persona es mi mejor amigo, Patricio o “Pato” para los cuates. Él carece de extremidades superiores e inferiores, muchos lo llamarían “discapacitado”, pero yo soy fiel defensor de lo que Pato dice: “la discapacidad está en la mente, no en lo físico”.

Debo confesar que cuando conocí a Pato, no supe qué hacer. Creí que si me acercaba o le decía algo lo iba a ofender, pero no tuvo que pasar mucho tiempo para conocerlo mejor y descubrir que él es una persona similar a mí, que tiene sueños, debilidades, fortalezas pero sobre todo unas ganas de vivir enormes.

Esas ganas son las que a él le gusta transmitir a los demás.

Fue después de ir juntos a una conferencia de Nick Vujicic que él decidió empezar a compartir su vida. Una amiga y yo nos unimos a ese sueño.

Fue una preparación que tomó meses y mucha práctica. Han pasado cinco años. Han sido más de 50 conferencias y miles de personas a las que hemos llegado y estoy seguro que a varias les hemos cambiado la vida y la forma de ver las cosas. Patricio es un líder innato, es un ser que te inspira a ser la mejor versión de ti mismo, él te enseña que a pesar de las circunstancias, de las adversidades, se puede ser feliz y tener una actitud positiva que es lo único que podrá hacer que esos sucesos no sean tan malos.

Su misión 

Él descubrió, en ayudar a los demás, su misión. Concientizar a las personas de que en este mundo lleno de maldad, muertes y dolor, el amor es lo que debe de sobresalir y es un portavoz y defensor de personas con discapacidad y su inclusión social.

Han sido más de seis años de haberlo conocido y ser cómplice al momento de compartir ese mensaje, y lo hago con convicción porque al primero que cambió fue a mí.

Gracias a él aprendí a ser agradecido con lo que tengo. Pues en cosas tan sencillas e insignificantes para nosotros como comer, escribir, usar un celular, a él le tomó más tiempo adaptarse, y teniendo este razonamiento, no hay motivos para decir no puedo, porque si estamos completos podemos hacer eso y más. Porque si tenemos ambas manos podemos usarlas para buscar el bien común, para cambiar estereotipos, para hacer las cosas correctamente, para cambiar al mundo. Por eso y más, Pato, demuestra diariamente que sí se puede lograr lo que te propongas en esta vida con dedicación, pasión y disciplina. Él es un héroe sin capa.

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