El fin, no siempre justifica los medios

Aunque no queramos, el tema gubernamental federal, cotidianamente se convierte en atracción...

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Aunque no queramos, el tema gubernamental federal, cotidianamente se convierte en atracción por los actos de Andrés Manuel López Obrador y su equipo de trabajo de primera línea; personas, en su mayoría, de edad avanzada que supuestamente han acumulado mucha experiencia y madurez, pero al parecer, carecen de valor para aconsejar y asesorar al actual presidente; aplaudiendo sus despropósitos aunque deberían pensar primordialmente en los gobernados.
No se requiere se erudito en economía, administración y desarrollo humano para notar fehacientemente que el conducir un país con ocurrencias y descalificaciones de modo populachero es una agresión a los ciudadanos desde el poder presidencial sin fundamento legal y con la comparsa del equipo, supuestamente de primera, que enmudece para no contradecir el capricho de un individuo mesiánico inmerso en una 4T cuyo tiempo de vida puede ser tan corto como las ilusiones de estar ahorrando en combate a la corrupción conservando la impunidad de sus actos.
Los países no ahorran, ¡invierten!; tampoco regalan bienes y dinero del pueblo; los errores del pasado deben ser castigados conforme a derecho; las cárceles se instituyeron para que quienes delinquen paguen su deuda a la sociedad agraviada; que todos aquellos que endeudaron a los mexicanos, sean procesados haciendo caso omiso del calificativo de cacería de brujas o venganzas políticas.
Los arrepentidos del sufragio a favor de López Obrador, y los que no, que es mayoría, somos afectados por el desempleo, el acceso a salud gratuita, a un sistema alimentario de acuerdo a los niveles aceptables; a la seguridad pública que no llega con la unificación de las policías y la entrada en acción de la Guardia Nacional.
No señor presidente López Obrador no son ganas de fregar su acción administrativa en ocho meses: la corrupción, hija de la impunidad no nos fortalece ante la falta de denuncias a los servidores públicos de ayer o antier, según proceda.
¡No! Señor presidente. Se gobierna con la cabeza fría y el corazón caliente. Debe pensar que en un país con más de 120 millones de habitantes, de los cuales más del 50% aproximadamente están en la pobreza o miseria no se debe dilapidar el erario cancelando obras por supuesta corrupción e iniciar proyectos sin fundamento programático y debidamente sustentados en costo-beneficio.
No tiene usted derecho a condonar adeudos a la CFE en Tabasco, mientras nos suben el costo de consumos, supuestos, en zonas de alta densidad de población depauperada; el fin no siempre justifica los medios y ¡Al tiempo!

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