|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

El balance de los primeros seis meses del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador muestra una mayor carga negativa, pues si bien se ha cumplido con la disciplina fiscal y la autonomía del Banco de México, hay mucha incertidumbre por la política energética y la seguridad pública, consideran analistas económicos.

 

Alfredo Coutiño, director para América Latina de Moody’s Analytics, dijo que entre los aspectos negativos está el que la actividad económica cayó en la tradicional desaceleración de fin de sexenio, pero se agravó por la política de austeridad, además de que la inflación ha mostrado tendencia al alza.

 

Martín Castellano, jefe de análisis para Latinoamérica del Instituto de Finanzas Internacionales, indicó que en este periodo creció la incertidumbre vinculada a la viabilidad de la nueva política energética y el impacto adverso que puede tener en la actividad económica y en la situación fiscal de mediano plazo. Agregó que lo mismo sucede con el financiamiento de algunas de las promesas de campaña en un contexto de restricción fiscal y los recientes cambios en las legislaciones laborales y educativas.

 

Mire Usted, hace seis meses López Obrador recibió un país económicamente sólido y ya no lo es. Recibió un país que renegoció de manera soberana un Tratado de Libre Comercio con Donald Trump, y ahora nos convertimos en el patio trasero de Estados Unidos por la amenaza de aranceles.

 

Descompusieron México sin tener el pretexto de haber heredado una crisis y sin que el mundo atraviese por una turbulencia. Hemos perdido la confianza de los inversionistas y todos los indicadores económicos apuntan hacia abajo.

 

Donald Trump le tomó la medida a López Obrador y le impuso condiciones que hasta hace poco consideraba inaceptables. López estuvo de acuerdo en recuperar el control de nuestra frontera sur, pero aceptar que los solicitantes de asilo en Estados Unidos esperen en México (donde no quieren estar ni trabajar) eso no es ser un tercer país, eso es ser un patio trasero.

 

La calificadora Fitch le recortó la nota soberana a México y Moody’s la puso en perspectiva negativa. Lo que en lenguaje coloquial dijeron las calificadoras a la comunidad financiera internacional es que, si le van a prestar dinero a México, háganlo con un interés elevado porque el riesgo es alto. Ven mal el futuro económico del país.

 

Con el ritmo que traía el país, aunado al desempeño de la economía de Estados Unidos, los especialistas señalan que, sin mover un dedo, la economía de México debió haber crecido entre 3 y 3.2 por ciento en el primer trimestre. El problema fue que sí movieron un dedo, y lo hicieron mal.

 

Por la tozudez de llevar a la práctica proyectos irracionales nos bajaron la calificación soberana, y a Petróleos Mexicanos le quitaron el grado de inversión. Los bonos de Pemex son denominados “basura”, o “chatarra”.

¿No es momento de que el presidente López Obrador admita que está equivocado, porque vamos mal? Pues no, no lo admite y arremetió nuevamente contra las calificadoras porque no toman en cuenta su lucha contra la corrupción.

 

Moody’s, que cambió la perspectiva del país a “negativa”, le respondió al Presidente que la corrupción sí es un factor considerado en los análisis, y que México se sostiene porque el gobierno anterior le dejó “una economía sólida”.

 

¿Cómo hicieron para transformar una economía sólida en otra que cae en picada? Con puras ocurrencias sin fundamento:

 

Fitch explicó que Pemex registra una inversión insuficiente “en su negocio principal”, que es la extracción de crudo. El gobierno insiste en gastarse unos 200 mil millones de pesos en la construcción de una refinería con poca viabilidad financiera, en un lugar inapropiado. Vamos, ni siquiera pudieron poner la primera piedra en Dos Bocas por el tipo de terreno, y pretenden instalar ahí una refinería completa. ¿A qué costo? ¿Para qué?

 

Por obsesión ideológica, el gobierno de López Obrador se niega a darle la salida que Pemex requiere: regresar a las asociaciones con empresas privadas (farmouts) y reanudar la reforma energética, pues congelaron las subastas.

 

¿Cuál es la fobia a la inversión extranjera? Todos los estados del país con crecimiento superior al cuatro por ciento por varios años han mejorado las condiciones de vida de su población. Y da la 'casualidad' de que en esos estados hay fuerte inversión extranjera.

 

La cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional es otra necedad ideológica que alertó a los inversionistas de que México va por mal camino. Cambiaron las reglas y se desechó un proyecto necesario, de primer nivel, con inversión privada y que se pagaba solo.

 

Devolvieron el dinero a los inversionistas y les tuvieron que pagar algunos miles de millones de pesos adicionales para que no demanden. Tiraron el dinero y lo siguen tirando.

 

En lugar del NAIM, militares van a construir y administrar un aeropuerto en Santa Lucía, sin viabilidad técnica, rechazado por las aerolíneas y todos los organismos aeronáuticos prestigiosos del mundo. Va a salir más caro hacer algo chiquito y lejos que terminar Texcoco.

 

Esas ocurrencias, entre otras, en poco más seis meses han tirado la confianza en México y han puesto de picada el destino de nuestra nación.

Lo más leído

skeleton





skeleton