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Por estas fechas, más de 200 millones de pesos son ejercidos para obras públicas de diverso tipo en Puerto Morelos, lo cual implica un cambio evidente en la fisonomía del municipio más joven y prometedor en términos turísticos. Dejó de ser, con toda certeza, el traspatio de Benito Juárez.

La joya natural incrustada entre las dos superpotencias de la zona, Cancún y Playa del Carmen, ostenta una oferta hotelera que supera las 5 mil habitaciones -más que Isla Mujeres, por ejemplo-, y con la Milla de Oro, la Ruta de los Cenotes y Punta Brava, aún por explotar.

Para todo ello se necesita infraestructura con planeación, cuidando que el crecimiento sea ordenado y suficiente para todo lo proyectado; para que no ocurra lo de esos mismos vecinos, donde rezagos y pendientes se eternizan por falta de visión inicial.

En la cabecera municipal, el corazón de dicho desarrollo, se construyen guarniciones y banquetas. Cuando se comprueba el progreso, es imposible no recordar la historia más antigua de aquella caleta de pescadores destinada para cementerios, cárceles y rastros.

Hoy se luce con rostro simpático, que gusta a locales y extranjeros por su tranquilidad, típica de un “Pueblo con Encanto”, y cuya transformación se extiende más allá de la carretera o de la propia cabecera; es decir, en colonias como la popular Zetina Gasca, o inclusive Leona Vicario, donde por fin ven concreto hidráulico.

Porque precisamente de eso se trata cuando se compara con los ya citados. Odiosas son algunas comparaciones, pero en tales temas es obligatorio: en Benito Juárez se habla de la zona hotelera y de la “zona atolera”; en Solidaridad, de “Playa del crimen”, o en Bacalar, de “Pueblo trágico”, en vez de mágico.

Y es que la estrategia en el Puerto se dirige a no caer en los mismos errores de otros ni de siempre. Por eso deben destacarse el alumbrado público, la red subterránea del casco antiguo, el drenaje complementario, la renovación histórica en la colonia 23 de enero, así como la regularización de Tierra Nueva y La Fe.

Y por eso debe agradecerse que la inversión no se focalice mezquinamente sino se propague más allá del núcleo. La misma evolución deberá palparse en Leona y Central Vallarta, que en el centro y las colonias colindantes. Es un reto que, no obstante, parece controlado.

“Puerto Morelos se transforma principalmente con obra pública”, ha destacado su presidenta municipal, Laura Fernández Piña, en un recorrido de supervisión.

Bien entonces por los portomorelenses.

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