Edgardo Rodríguez/SIPSE
CHETUMAL, Q.Roo.- El proyecto de la construcción de un puente internacional en la comunidad de La Unión, podría terminar con la economía de más de 200 familias que viven del comercio en esta región. Los habitantes se han dedicado, desde hace varios años, a la venta de productos, sobre todo abarrotes en general; el comercio se realiza entre las comunidades cercanas al Río Hondo pero que pertenecen al país de Belice y, para obtener misceláneos, los habitantes cruzan hacia la comunidad mexicana para abastecerse de productos. Los comerciantes piden no ser llamados contrabandistas, ya que esta actividad es de donde obtienen sustento para sus descendientes debido a que no existe otro tipo de trabajo que brinde o aporte ganancias para los lugareños.

La comunidad de La Unión se encuentra a más de 100 kilómetros de la capital del estado, forma parte de la zona conocida como la ribera del Río Hondo y es la última de 19 poblaciones. Para llegar al lugar, se tiene que tomar la carretera Ucum-La Unión que consta de 92 kilómetros de distancia y, aunque aproximadamente 55 kilómetros están en buen estado, existe un tramo de baches y hoyos que hacen muy difícil el acceso a la comunidad; son aproximadamente tres horas de viaje para llegar a la demarcación.

En este pequeño pueblo de aproximadamente mil 500 habitantes, la gente vive en las faldas de los cerros y en la ladera del Río Hondo. La gente se dedica a la agricultura como una de las actividades con mayor número personas, no obstante, el comercio es el sector que genera mayores ganancias y recursos a la población que habita en esta región.

Esto debido a que la gente del país de Belice, sobre todo del pueblo menonita de Joe Crick, cruza el Río Hondo para acudir a la comunidad de La Unión en busca de víveres, sobre todo productos alimenticios como frutas, verduras, alimentos enlatados, refrescos y algunos aditamentos como maquinaria o herramientas que utilizan para la reparación de sus transportes.

Este comercio ha permanecido durante varias décadas, puesto que a pesar de que existe la agricultura, gran parte de la geografía de esta región presenta algunas dificultades para la siembra debido al tipo de relieve, pues existen varios cerros.

Por esta razón, la gente se dedica al comercio, debido a que presenta buenas ganancias ante la llegada diaria de habitantes beliceños que acuden a comprar a esta región ya que les resulta más barato que en su propio país.

Pero este modus vivendi que han adoptado las personas de la región podría ponerse en riesgo si se diera la construcción del puente internacional que las autoridades mexicanas y beliceñas llevan fraguando desde hace muchos años. Según el testimonio del delegado de la comunidad, Saturnino Miguel Isidoro, desde que él llegó a la región a principios de los años 80, ya se hablaba de un plan para la construcción de un puente en las inmediaciones de la zona fronteriza. Sin embargo, hasta la fecha este plan nunca se ha establecido oficialmente y lo califica como: “un rumor añejo y utilizado sólo por las cúpulas de poder para decir que hay proyectos para la zona”.

Aunque si este proyecto se realizara, serían 200 familias las que podrían verse afectadas, puesto que por lo menos 50 personas se dedican al traslado de mercancías en lancha y el resto a la venta de abarrotes, sector que  podría perder ganancias pues se tendría el contacto de productos del norte y centro del país.

En un recorrido realizado por la región, se pudo constatar la presencia de varias personas provenientes de Belice, que compran varios productos para su consumo y recurren a los “botes taxi” que los ayudan a cruzar sus mercancías.

En este sentido, Pedro Martín, dueño de una embarcación y que se dedica a dar el servicio de transporte, mencionó que ellos  brindan  esta labor dado que no hay otro tipo de empleos para la región y si se construyera un puente el trabajo diario que ellos realizan desaparecería y podrían enfrentar una crisis  económica ante una falta de empleo.

Agregó que siempre han sido calificados como “contrabandistas”, señalamientos que son inapropiados, pues ellos sólo brindan el servicio y la responsabilidad de las mercancías dependen de las personas que las compran. Además abundó que en Belice las personas pagan un impuesto por los productos que compran en el lado mexicano.