Mientras que Quintana Roo por fin vislumbra la luz al final del túnel en materia de salud, a nivel federal ese rubro parece haberse estancado y sigue presentando deficiencias iguales o peores a las que se tenían hasta hace una década.

Con la 4T en el estado quintanarroense, el nuevo año 2023 trajo consigo anuncios importantes de inversiones y mejoras para la dotación de servicios de salud, que a decir de la propia gobernadora, hasta el 2022, el 25% de la población estaba sin acceso a la salud, y el estado padecía serias carencias de hasta el 50% en el abasto de medicamentos.

El Plan de Gobierno estatal tiene, entre sus estrategias, la creación de un Fondo para el mejoramiento de la salud que se nutrirá de los recursos recaudados del impuesto a la nómina y al hospedaje.

Que a su vez permitirá el desarrollo de políticas públicas que garanticen la permanencia de programas de acceso a estudios clínicos, servicios de salud especializados, principalmente, para las mujeres.

Recientemente, la gobernadora presentó el proyecto del nuevo hospital en Felipe Carrillo Puerto, que contarán con 60 camas, 15 consultorios, medicina interna y pediatría, servicios de Atención Integral Hospitalaria, telemedicina, dos quirófanos, sala de labor de parto humanizado, rayos X, tomógrafo, ultrasonido, mastografía, transfusión sanguínea, laboratorio, urgencias médicas y camas de observación pediátricas con aislado.

Asimismo, se pisó el acelerador para que entren en funciones el Hospital Oncológico de Chetumal, el de Nicolás Bravo, y ya se cuenta con el predio donde se proyecta la sustitución del Hospital General de Chetumal.

También en Holbox ya se cuenta con el predio donde se modernizará el Centro de Salud, se habilitará un consultorio de medicina familiar, se contará con una ambulancia acuática y se mejorarán los servicios públicos que recibe la población.

Incluso, en Quintana Roo se garantiza la salud para turistas y prestadores de servicios en el estado con la firma de convenio de colaboración entre los Servicios Estatales de Salud y Sedetur, con el que suman esfuerzos, recursos y capacidades para velar por la incorporación y el cumplimiento de buenas prácticas de seguridad sanitaria al interior de los establecimientos turísticos.

Pero, lamentablemente, la dotación de servicios de salud en Quintana Roo por parte de las dependencias federales como el IMSS y el Issste, siguen dando serios dolores de cabeza a los derechohabientes.

Persiste el trato deshumanizado del personal, la tardanza e insensibilidad en la atención en el área de urgencias, y las largas filas que deben realizar los pacientes y familiares a la hora de querer recibir atención médica en el Issste, que por ley deben obtener al ser derechohabientes al servicio del estado.

Lo cierto es que, en infraestructura, tanto el IMSS como el Issste en el estado no ha crecido en lo absoluto; siguen los pacientes en los pasillos por falta de camas, sigue la falta de medicamentos, la falta de todo.

En pleno siglo XXI, los pacientes todavía deben de viajar a la ciudad de Mérida, Yucatán, para someterse a una cirugía o para ser atendidos por especialistas que, en Quintana Roo, hasta el sol de hoy, no hay.

Al parecer la 4T no aplica parejo su máxima de salud para el bienestar, pues a nivel federal las cosas siguen como siempre, pese a que muchos esperaban que con su llegada al poder las cosas iban a cambiar para bien.

Se construyen trenes y aeropuertos modernos que cuestan miles de millones de pesos; se edifican puentes con millonarios recursos federales, pero en los hospitales de la federación todavía los pacientes siguen usando batas viejas y rotas, por ejemplo.

¿Llegará algún día la transformación al IMSS y al Issste?