Itzel Chan/SIPSE
CANCÚN, Q. Roo.- De los mil operadores que han sido certificados ante la Asociación de Profesionales de la Piscina (APP) en México, sólo 80 laboran en establecimientos de Quintana Roo, a pesar de que 80% de los 931 hoteles cuenta con una alberca. 

En Estados Unidos, al menos 34 Estados ya hicieron obligatorio el proceso de certificación de los alberqueros, sin embargo, en México aún es considerado de manera voluntaria.

“La certificación enseña a las personas acciones desde cómo debe tratarse el agua, los modos de filtración, la desinfección de paredes, cloración y la dosificación de químicos, además de establecer las señalizaciones de las piscinas”, describió Carlos González Morales, presidente de la APP, en el marco de la Expo Tecno Agua que inició ayer y concluirá el domingo, en el Cancún Center.

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Desde hace cinco años que se fundó la asociación, en Quintana Roo han realizado cerca de seis capacitaciones a las que han asistido más de 200 personas; sin embargo, sólo 80 son trabajadores que se encargan directamente de vigilar y darle mantenimiento a las albercas, el resto son trabajadores de empresas que distribuyen material para la edificación de los cuerpos de agua.

El 31 de mayo, la asociación nacional otorgará capacitación a 50 personas del Estado que pertenecen a locaciones públicas, privadas, condominios y balnearios, que se sumarán a los 80 individuos ya certificados.

Faltan estadísticas

Actualmente no hay un registro oficial sobre cuántas piscinas hay en el país; sin embargo, por el número de hoteles, las ciudades que presentan mayor número son Acapulco, Cancún, Distrito Federal, Guadalajara, Los Cabos, Mérida y Monterrey. 

“Hay mucho rehúso por parte de las personas operadoras, porque creen que sólo se trata de clorar el agua, pero al momento de hacer las revisiones tienen muchas anomalías”, agregó González Morales.

Los requisitos de higiene deben seguir los lineamientos de la Norma Oficial Mexicana (NOM)-045. En el rubro de las señales, todas las albercas deben contar con la indicación de profundidad, la zona de clavados y dimensión, además que hay otro factor importante que pasa desapercibido, el sistema eléctrico, porque si no está bien instalado, es un riesgo permanente. 

“Una de las inquietudes de la asociación es la profesionalización del medio para participar en la normatividad y la estandarización de reglas de qué es lo que debe haber en una piscina”, describió Humberto Abaroa Lance, coordinador general de capacitación.