¿Estamos listos para el Tren Maya?

El Tren Maya, un ambicioso proyecto federal que promete transformar el panorama turístico...

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El Tren Maya, un ambicioso proyecto federal que promete transformar el panorama turístico y económico del sureste mexicano, se enfrenta al desafío crítico de la falta de infraestructura complementaria en Quintana Roo.

Mientras se celebran los avances en la construcción de esta vía férrea, es alarmante observar que las necesidades básicas de infraestructura en áreas como Chetumal y Bacalar, por citar algunas, han quedado en un segundo plano.

Chetumal, la capital del estado, se encuentra en una situación particularmente precaria. A pesar de su importancia como centro administrativo y comercial, la ciudad carece de un sistema de transporte urbano público, que pudiera dar movilidad a bajos costos a los visitantes y locales.

Asimismo, los chetumaleños dependen casi exclusivamente de vuelos hacia la Ciudad de México para conectar con otras regiones, mientras que las carreteras federales, que deberían facilitar el transporte terrestre, están en un estado deplorable, deterioradas por las mismas obras del Tren Maya.

Esta falta de opciones de movilidad no solo limita el acceso de los ciudadanos, sino que también afecta el desarrollo económico local.

Las calles de Chetumal están llenas de baches y desfondes, lo que pone en riesgo la seguridad de los conductores y peatones. Esta realidad es inaceptable para una capital que debería ser un modelo de infraestructura para el resto del estado. Además, las deficiencias en la atención médica son evidentes, con hospitales que carecen de recursos y personal suficiente para atender a la población.

Por otro lado, Bacalar, conocido por su belleza natural y su potencial turístico, enfrenta un crecimiento desordenado. La falta de planificación urbana seria y de infraestructura básica ha llevado a una expansión descontrolada, donde la vivienda y los servicios públicos no han seguido el ritmo del crecimiento poblacional.

Esta situación plantea un riesgo para el medio ambiente y la calidad de vida de sus habitantes, quienes merecen un desarrollo ordenado y sostenible.

Es necesario que las autoridades tomen en cuenta estas realidades al implementar proyectos de infraestructura complementaria que acompañen el desarrollo del Tren Maya.

No basta con construir una vía férrea; se necesita una estrategia integral que contemple la mejora de las carreteras, la creación de un sistema de transporte urbano eficiente, y el fortalecimiento de los servicios de salud y educación.

La inversión en infraestructura no debe ser un lujo, sino una necesidad prioritaria. Los recursos que se destinen al desarrollo del Tren Maya deben incluir un porcentaje significativo para mejorar las condiciones de vida en las comunidades que ya se han visto afectadas por este proyecto. La idea de un Tren Maya debe ir acompañada de un compromiso real con el bienestar de los habitantes del sur de Quintana Roo.

El Tren Maya tiene el potencial de ser un motor de desarrollo para la región, pero solo si se aborda con una visión que incluya la infraestructura complementaria necesaria. La falta de atención a las necesidades básicas de Chetumal y Bacalar es un recordatorio de que el progreso no se mide únicamente en kilómetros de vías, sino en la calidad de vida de quienes habitan estas tierras.

Las autoridades deben actuar con responsabilidad y visión a largo plazo, asegurando que el crecimiento no sea solo un concepto en papel, sino una realidad accesible para todos.

¿Llegará algún día la atención a estas y otras añejas necesidades del sur del estado?

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