Por Rafael R. Deustúa

A veces, mejor que una película es la charla que detona con los amigos después de verla, lo cual es parte de la experiencia cinematográfica y por lo general se da con filmes como “Birdman” o “Boyhood”, tema de muchas discusiones hipsters. Por ello, un filme de horror comercial como “Eliminar Amigo” no parece ser capaz de lo mismo, pero más por los errores de su director que por sus aciertos resulta, extrañamente, un tema de conversación.

Trama de la película

Blaire skypea con su novio, Mitch, cuando sus amigos se “cuelan” en la videocharla, para completar siete, tres hombres tres mujeres y un desconocido sin cámara que primero les divierte, luego les molesta y finalmente los asusta, al parecer es el fantasma de Laura, una amiga de ellos que tras la viralización de un video de ella borracha se suicidó, ahora los amenaza con develar sus secretos.

La trama es básica pero como el director Levan Gabriadze decidió narrarla toda a través de la pantalla de Blaire, sólo tenemos las webcams de los personajes y además del videochat hay charlas alternas por texto o el uso multitask de varias ventanas y redes sociales. El resultado es extraño pues nos da la información, pero es “fría”, ya que al no haber cinematografía o música específica que la enfatize son sólo “datos”, por lo que la experiencia de terror o la empatía con los personajes se diluye.

Seguimos las desventuras de los personajes, acosados por el ciberfantasma, interesados pero sin involucrarnos, como vouyeristas. Eso da tiempo que analicemos lo que ocurre, pensando si el acosador es un hacker o un fantasma, pero sobretodo en la forma de vida y conviviencia a través de computadoras de los jóvenes de hoy en día; en si realmente existe el anonimato en la red o las conductas que tomamos en internet.

Presentarnos esa única visión de la pantalla podía parecer una buena idea, sobretodo porque así el filme costó sólo un millón de dólares, pero limitó elementos cinematográficos que nos involucraran en la trama. Este error nos impide como espectadores involucrarnos en la trama -a menos quizá que vivamos como los chicos de la cinta- pero sí nos hace pensar mucho mientras la vemos, dando de qué hablar después.

Quizá la experiencia de miedo sea más efectiva si la vemos en una computadora o tablet en nuestras.