Existe incompleta atención a mujeres violentadas en Q. Roo

Se necesita una mayor difusión en los derechos de la mujer y abordar temas de la desigualdad en el hogar y el trabajo.

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En Quintana Roo no se ha cumplido la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia. (Israel Leal/SIPSE)
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Susana Mariscal/SIPSE (Segunda Parte)
CANCÚN, Q. Roo.- Una trama legislativa endeble y un sistema de procuración de justicia reprobado es lo que encuentran las mujeres y niñas violentadas en Quintana Roo, con una atención incompleta por parte de las autoridades correspondientes que no están plenamente sensibilizados al tema; además de carecer de un refugio en la zona norte (Benito Juárez y Solidaridad), donde se concentra el mayor número de casos de violencia familiar porque es más el número de habitantes, así lo señaló Celine Izquierdo Sánchez, secretaria técnica del Observatorio Urbano de Violencia Social y de Género.
 
Reconoció que hay algunos avances como la creación de un grupo especial de la policía para la atención de la violencia familiar en el municipio, que tiene un protocolo de cómo intervenir, atender y qué hacer de forma sensibilizada, pero no hay el tramado posterior para continuar el caso.
 
Es deplorable porque se conduce a las víctimas al precipicio cuando se les insta a que denuncien, pues difícilmente encuentran justicia o protección que permita el fortalecimiento de las víctimas para salir del círculo de violencia. 
 
Por ello se debe trabajar en el empoderamiento de las mujeres, sustituir el poder de los hombres sobre las mujeres y que las cifras sobre violencia y agresiones sexuales (30% y 13% de las mujeres, respectivamente), no sean tan altos. 
 
Quintana Roo tiene una Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia que no se ha cumplido, pues refiere que se debe prevenir, atender, sancionar y erradicar todo tipo de violencia contra la mujer, “si la vida de una mujer está en peligro, no hay nada que hacer”.  
 
Los casos de violencia no son denunciados específicamente por la mujer, sino que estos salen a colación cuando acuden a un centro de atención en busca de la manutención, por lo que es un disfraz de la problemática.
 
Izquierdo Sánchez considera que la violencia contra la mujer se origina porque se repiten los ciclos de violencia, y difícilmente salen de ese círculo de violencia aprendida con el machismo exacerbado, por lo que esa niñez crece con esos niveles de violencia y en una década son parejas con violencia. Por ello debe empezarse con la legislación para proteger los derechos de los niños, porque no se tiene la necesaria.
 
Cuando se habla de violencia familiar principalmente se refiere a las parejas, pero se olvida que los infantes también viven esa violencia. La secretaria técnica del Observatorio de Violencia señaló que en 90% de los casos de violencia también se violenta contra los niños con golpes, maltratos, abandono, explotación laboral o abusos sexuales; pero es invisibilizada o minimizada. 
 
“En Quintana Roo tenemos una bajísima legislación que permita visibilizar, denunciar, atender, prevenir, erradicar la violencia contra las niñas y niños, instituciones hacen su mejor esfuerzo, pero no tienen las herramientas legales para abordar el problema”.
 
Aseveró que por ello debe empezarse por una legislación que proteja a los menores de la violencia familiar, la primera y más exacerbante.
 
Atención a la violencia, un antes y un después, mayor difusión, delito tipificado y más casos reportados
 
María Concepción Lima Malvido, trabajadora social fundadora del Centro de Atención a la Violencia Intrafamiliar (CAVI), declaró que en una década sí hay un antes y después en la problemática de violencia contra la mujer, ahora hay una mayor difusión, un avance en materia jurídica porque está tipificado como delito, y hoy en día se reportan más casos, pues 10 años atrás resultaba un tema desconocido; sin embargo, no se ha dado la transformación de forma rápida.
 
Si bien hay un avance que debe reconocerse, también la situación de violencia está fuera de control, por lo que estimó conveniente trabajar en esta problemática desde la infancia para permear con la información.
 
Pero también es necesaria la voluntad política, más recursos económicos y que tenga continuidad para lograr una verdadera intención de trabajar en los derechos de las mujeres. 
 
Es decir, una total apertura desde el recibimiento que se le da a la víctima, el apoyo institucional, pues de ello depende la decisión de denunciar o no volver a intentarlo. 
 
En el 2005 el CAVI tenía una demanda muy fuerte, por ello el DIF municipal asumió el programa que ya contaba con tres trabajadores sociales, dos psicólogos, cuatro a cinco abogados y un psicólogo para varones.
 
Lima Malvido dijo que ya la gente conoce sus derechos, la difusión que se hace entre las mujeres de boca en boca, pero no es suficiente, hace falta mayor difusión en los derechos de las mujeres y abordarse los temas de la desigualdad en el hogar y el trabajo.
 
En parte tiene mucho que ver con la educación cambiar los mitos y creencias que los profesores tienen, que no se hagan distinciones, y ser más equitativo para tener una igualdad de oportunidades.
 
“Quitar estereotipos que la mujer sólo es para labores domésticas, enseñarles otros oficios y cambiar los roles”.
 
Coincidió con Izquierdo Sánchez respecto a que los funcionarios no están sensibilizados y descalifican a la víctima, la cual además de la violencia familiar se enfrentan a un aparato de justicia que las inhibe a denunciar y enfrentarse a un proceso legal.
 
La trabajadora social explicó que una mujer busca ayuda o reporta su situación cuando está en situación de crisis, que se siente amenazada y ya no puede más, pero hay muchas más que no tienen posibilidades de llegar a buscar la ayuda y con las cuales se debe trabajar.
 
En el caso de las adolescentes acuden a instancia de la mamá, con situaciones graves de acoso o violación, derivado en muchos de los casos por la misma violencia y mala relación entre los padres.
 
Otras no están conscientes que están inmersas en la violencia, porque no hay golpes y creen que el ser controladas es parte de ser esposas de alguien, que parece un dueño; pero esto es parte del espacio cultural en el que crecieron, y aunque ahora viven en esta ciudad siguen con las costumbres de sus pueblos.
 
Señaló que aún pueden verse casos en que es el hombre quien carga la credencial de ella, no se le permite hablar porque no tiene voz, y es el hombre el que tiene la palabra. Una situación que pueden cambiar las mujeres es hacer acuerdos con sus parejas y dejar de seguir en el rol de menores de edad que están primero bajo la tutela del padre y después lo siguen con el marido.
 
Esa actitud es algo que sigue presente no sólo en las mujeres mayores, sino que también está latente en mujeres de 20 y hasta 30 años, quienes pueden hacer la transformación generacional, en quienes aún se escucha “mi papá me dice que las mujeres nacimos para dar hijos”, o los casos de explotación o prostitución.
 
(Edición: Florencio Sabido)

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