El incremento de impuestos, trámites y permisos sepultó a seis de cada 10 expendios de alcohol en Quintana Roo como negocios familiares, teniendo que rentar los espacios a grandes empresas al no ser redituable.

Miguel Aznar Loeza, líder de la Unión local de Comerciantes de Cervezas, Vinos y Licores, detalló que sólo sobreviven 190 negocios de más de 600 que tenían agremiados, que han tenido que ceder ante las pocas ganancias que ya se tienen y deciden buscar otras fuentes de ingresos.

“Muchos decidieron rentar a las empresas cerveceras, pues, cada día hay más competencia, pagos y esto ya no da para poder tener un auto negocio, sino que ahora deben tener dos ingresos. Son demasiados los negocios que se tienen y muchos salen apenas para subsistir”, explicó.

Las compañías de dicho rubro son las que están adquiriendo estos negocios, que durante muchos años fueron ingresos familiares y los que sobreviven han tenido que incorporar más productos, no sólo la venta de envase cerrado, para con ello poder tener más ingresos.

Explicó que han pedido a las autoridades simplificar los trámites, que son lo que más ahoga a los dueños, sobre todo al considerar que en administraciones anteriores se dieron muchas concesiones que son las que están afectando, pues se encuentra casi en cada esquina un negocio con venta de bebidas alcohólicas.

Ahora, con el nuevo impuesto que entró en vigor de 4.5% de la venta final de bebidas que contengan alcohol, están trabajando con las autoridades, ya que para muchos ha sido un poco confusa la manera en la que se tiene que reportar y en qué casos aplica.

“La economía familiar tampoco está pasando por el mejor momento y aunque después de la pandemia ya estamos recuperándonos, muchos aún están complicados al no tener las mismas ventas, porque nuestros negocios sólo son compras de último momento, al no poder competir con los precios de las grandes cadenas”, agregó.