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El presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró, el miércoles pasado en su stand-up mañanero, que los términos “crecimiento y PIB” ya deben entrar en desuso. “Ya crecimiento, PIB, Producto Interno Bruto. Esos términos ya también deben entrar en desuso, hay que buscar nuevos conceptos”.

 

Decir que el Presidente vive en una realidad alternativa puede resultar gracioso para quien lo escribe o quien lo lee, pero es una desgracia atroz, porque el negacionismo en que se ha instalado nos está llevando a una catástrofe nacional. Pide no darle importancia a la caída del PIB –“un término que debe entrar en desuso”– que este año será cuando menos del 8%, aunque puede ser del 10% o más.

 

Cada punto que cae el PIB implica la pérdida de 200 mil empleos formales. Tal vez cree que con sus programas sociales va a solucionar esa crisis. Se equivoca. Los cerca de dos millones de personas que quedarán sin trabajo (familias sin ingresos) no están en el padrón de apoyos porque, precisamente, tenían empleo.

 

¿Y cómo vamos a hacer con el millón 200 mil personas que este año van a tocar las puertas del mercado laboral porque llegaron a edad de trabajar? Si no hay crecimiento de la economía, no hay nuevas fuentes de empleo. Tampoco habrá recursos suficientes para programas sociales.

 

Al bajar la actividad económica disminuyen los ingresos presupuestarios. Para este año se estima una pérdida de 317 mil millones de pesos en ingresos del gobierno calculados en la ley respectiva. Para el próximo será peor. Además, si el crecimiento del PIB es irrelevante, ¿por qué prometió hacerlo crecer al 4% anual? Sin crisis lo tiró a -2.4% en el primer trimestre.

 

Con eso de que el PIB ya no importa, la nueva forma de medir la economía podría ser el RIP, siglas de la Rapidez para Incrementar la Pobreza.

 

Y dado que para el Gobierno lo que importa es lo espiritual y no lo material, hay quienes se preguntan si a partir de ahora podrán pagar sus impuestos como si fueran penitencias: con unas cuantas avemarías y una docena de padrenuestros.

 

El sector privado presentó esta semana un plan de recuperación económica de 68 puntos. AMLO los mandó a volar. Le pueden entregar un programa de dos mil puntos y la respuesta será igual: ni los va a leer.

 

“No habrá más de lo mismo. No habrá rescate para los potentados”, respondió al planteamiento del CCE. EN SU AFÁN por ser el único salvador de la Patria, el mandatario volvió a batear la petición del Consejo Coordinador Empresarial de un acuerdo nacional para la recuperación.

 

Su respuesta fue reveladora de cómo piensa: si una empresa quiebra, la responsabilidad es del dueño.

 

Y sí… pero no. Al presidente se le olvida que las empresas no sólo son los grandes consorcios de sus cuates a los que les da mega contratos sin licitar -nadie dijo Salinas Pliego-, sino que también son todos los pequeños y medianos negocios que dan empleo a la mayoría de los mexicanos.

 

Aunque AMLO no lo crea, la tiendita de la esquina es una empresa y la fábrica de chocolates de sus hijos también es una empresa. Lo que está en riesgo son los empleos de millones de personas.

 

CONTENER EL GASTO ES FISCALMENTE IRRESPONSABLE. México tiene la oportunidad de aumentar el gasto para tratar de mitigar los efectos negativos ocasionados por la pandemia y es una irresponsabilidad fiscal que el gobierno no otorgue estímulos ante esta crisis, señalaron economistas.

 

En el foro virtual “EF Meet Point COVID-19. Perspectivas Económicas: México después del encierro”, Carlos Serrano, economista en jefe de BBVA México, aseguró que el no aumentar el gasto en incentivos es ser ‘irresponsable’ fiscalmente, y señaló que el gobierno podría elevar la deuda y así garantizar una mejor recuperación.

 

“México podría tener un impulso fiscal de entre 6 y 8 puntos del PIB para salud pública, empresas y población más vulnerable, eso va a hacer que la recuperación del país sea más vigorosa y sobre todo que tengamos una mayor tasa de crecimiento en los próximos años..., contener el gasto y tener una política de austeridad no significa ser responsable fiscalmente, creo que es ser fiscalmente irresponsable”, indicó en el foro, que fue moderado por Enrique Quintana, vicepresidente y director general editorial de El Financiero.

 

Serrano indicó que, “Si se piensa que al contener el gasto vamos a lograr que la deuda en México como porcentaje del PIB permanezca estable, me parece que están en un error, la deuda va a aumentar de cualquier forma, aunque no se gaste un peso más; primero, porque se trata de la deuda/PIB y el PIB va a caer fuertemente; segundo, porque la recaudación va a caer, y tercero, porque la depreciación del tipo de cambio hace que el componente de deuda que está denominado en moneda extranjera aumente de manera importante”.

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