‘Panchito Villanueva’ nació con el béisbol en la sangre
El empresario turístico fue directivo de los Langores de Cancún y Tigres de Quintana Roo.
Claudia Olavarría/SIPSE
CANCÚN, Quintana Roo.- El béisbol, el llamado “Rey de los deportes”, lo lleva en la sangre Francisco Villanueva Muñoz, quien declinó ser pelotero profesional; sin embargo, eso no ha evitado que comparta su pasión por el diamante con los cancunenses, mundo en el que es conocido como ‘Panchito Villanueva’.
En 1981 Villanueva Muñoz llegó a Cancún, aquí permaneció alrededor de un año y medio, para después regresar a su natal Mérida, pero con el deseo y las ganas de regresar al Caribe Mexicano cautivado por su belleza natural, el área de oportunidad laboral.
También te puede interesar: Ricardo Muleiro encontró su hogar en el 'paraíso'
La fascinación por el lugar hizo que decidiera regresar en 1983, pero para quedarse definitivamente.
El desempeño laboral de Villanueva Muñoz en su llegada a Cancún fue en la banca comercial, al frente de Banca del Sureste, que luego se volvió Blanco del Atlántico, y para 1988 recibe la invitación de integrarse como ejecutivo a la industria hotelera con la cadena Royal Resorts para la cual trabaja hace tres décadas, de las cuales lleva más de 25 años dirigiendo la agencia de viajes del grupo hotelero.
“Es una empresa maravillosa, que siempre apoya a sus ejecutivos, es socialmente comprometida, tiene una fundación de apoyo para los más necesitados”, comentó el entrevistado quien porta con orgullo el uniforme de la empresa.
Su familia es amante del Rey de los Deportes
“Panchito Villanueva” relató a Novedades Quintana Roo que vivía cerca de un diamante en Mérida, y prácticamente su nacimiento fue en home, aunado a que su familia era aficionada al juego de pelota, su papá en su época jugó buena pelota, un deporte en el que se inició desde temprana edad, independientemente de practicar otros deportes.
La “pelota caliente” es su pasión, pues jugó ligas infantiles, juveniles y cerca de cumplir los 15 años ya jugaba como semiprofesional.
“Traía muy buenas facultades para jugar el béisbol, era pitcher (lanzador) y bateaba o podía jugar otra posición porque el reglamento lo permitía; en esa época no había bateador designado; además, en ese entonces uno pitcheaba nueve entradas, no es como ahora, cuando es de cinco o seis entradas, para dar paso al preparador, cerrador y una serie de cambios que alargan más el juego”, comentó el entrevistado.
Como pelotero semiprofesional recorrió prácticamente toda la Península de Yucatán; recuerda que en un partido contra los Tecolotes de los dos Laredos ponchó a 10 bateadores y colgó seis ceros, cuando el equipo fronterizo era dirigido por Jorge Calvo; él quería contratarlo para jugar en Liga Mexicana, pero sus planes no eran ser pelotero profesional.
La fuerza de sus lanzamientos era de 84 a 85 millas por hora, que era buena pero no suficiente para Grandes Ligas, donde para ser un prospecto tienes que tirar a 90 millas por hora, aunado a que en esos años el pago del pelotero no era muy bueno.
La llegada de Langosteros en 1996
En 1996 llegó a Cancún el béisbol profesional con Langosteros de Cancún, un equipo pequeño, que en 2002 vivía una de sus peores fases económicas; en ese año Villanueva Muñoz fue invitado a ser el presidente del equipo.
“Recuerdo que era un equipo muy débil, no había recursos, y así fue como nosotros, mi esposa e hija participamos en levantar el equipo y mantenerlo para la afición local, porque no había para pagar más empleados. Una de las primeras acciones fue dar un trato digno al jugador, porque es el principal actor y este se debe a la afición”, indicó el entrevistado.
El pago puntual y una cena previa al partido fueron elementos primordiales para que los peloteros tuvieran un mejor rendimiento; Leo Puerto, mejor conocido como “Don Kibi”, era quien todos los días daba de comer a los beisbolistas alrededor de las 17 horas para que pudieran jugar bien las nueve entradas.
“Logramos que volvieran a creer en ellos mismos, hubieron reconocimientos y se logró que ya nadie viviera y barriera con ellos; al contrario, daban la pelea y había triunfos, incluso vencieron a Leones, y al público se les recordaba que era un evento familiar, porque hubo un tiempo en que sólo llegaban a insultar a los jugadores, y se lograron cambiar esos hábitos”, recordó.
Hubo un momento en que el Gobierno del Estado, principal patrocinador y propietario, dejó de dar recursos, y Villanueva Muñoz, para no endeudar al equipo o dejar de pagar salarios, decidió regresar la administración en 2003, un año en el que Langosteros de Cancún estaba ubicado en primer lugar de la zona sur.
La familia Manzur entró al quite y compró la novena, estuvo a cargo de ella en el Beto Ávila de Cancún durante 2004 y 2005, pero con la llegada del huracán Wilma ese año el estadio quedó destruido y ese fue el adiós de los Langosteros, franquicia que se trasladó a Veracruz.
“Cuando me entero que el equipo se va, dije que no nos quedaríamos sin béisbol en Quintana Roo, y me di a la tarea de ver quiénes tenían dos equipos para hacer gestiones, en ese entonces estaban los Sultanes de Monterrey, que tenía también a los Tuneros de San Luis; también estaban Tigres y Pericos, ambos en una misma plaza, que no daba para tener dos equipos”, recordó.
En ese entonces le pidió a Niza Puerto una reunión con el gobernador, quien los cuestionó sobre el tema y él contestó que estaba en pláticas con Tigres para traerlo al estado, y ella le dijo que atendería el tema, la repuesta del gobernador fue positiva.
En arribo de la garra felina
Tigres dio el visto bueno y dijo que para el 2006 no venían porque había acuerdos firmados, pero en 2007 estaban listos, por lo que las negociaciones iniciaron, y Gabriel Mendicuti Loría fue quien hizo las negociaciones directas, una de ellas fue la remodelación el estadio que, de tener un cupo para tres mil aficionados, creció a nueve mil.
Cuauhtémoc Rodríguez, como presidente, invita a Villanueva Muñoz a ocupar la vicepresidencia del equipo para impulsar la imagen de la novena en el estado, actividad que compartió con Royal Resorts.
La motivación de Rodríguez a los jugadores hizo que ocho de los 12 campeonatos los lograran con él y tres de ellos en la plaza de Cancún. Carlos Peralta Quintero decidió vender a los felinos y nuevamente entró en acción Villanueva Muñoz para que la afición quintanarroense tuviera béisbol, y en 2017 hubiera pelota en Cancún.
“Viaje a Los Ángeles para invitar a los Valenzuela para ser socios de los Tigres, quienes aceptaron gustosos y hasta la fecha siguen al frente bajo la dirección de Fernando Valenzuela junior; al inicio de la nueva administración estuve unos meses y después regresé de lleno a mi trabajo, de lo que he vivido estos últimos 30 años”, comentó.
El lanzamiento de la primera bola durante un partido es la oportunidad para que la gente que jamás ha tenido la oportunidad de estar en un campo lo haga.