Seis de cada 10 mujeres quintanarroenses que trabajan en el sector informal o ganan menos de dos salarios mínimos padece obesidad, mientras que aquellas que tienen más disponibilidad de dinero y realizan menos trabajo físico, poseen un más saludable Índice de Masa Corporal.

Información del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, así como del reporte “La relación de la obesidad con el empleo y los salarios en México”, detalla que el 64%  las mujeres que se dedican a trabajar en empleos poco remunerados o informales tienen un IMC de entre 25 a 35, lo que significa que padecen sobrepeso u obesidad severa.

“Cualquiera pensaría que con menos dinero y combinando las labores del hogar con un trabajo, las mujeres serían más delgadas pues tendrían acceso a menos alimentos y no tienen una vida sedentaria. Pero los restudios demostraron que sucede todo lo contrario”, explica el profesor e investigador Raúl Núñez Estrada, quien formó parte de este estudio.

Cita que al cotejar los datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensaut) con los de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), descubrieron algo interesante: las personas de bajos recursos o que ganan menos de dos salarios mínimos gastan más dinero en comida y tratamientos, que las de clase media que perciben entre tres a siete salarios mínimos.

“Se nos ha hecho creer que la comida saludable es cara y en parte tienen razón. Pero descubrimos que en estos casos el tiempo hace la diferencia: una mujer con un buen empleo dedica entre una a dos horas al día para preparar sus alimentos balanceados, gastando en promedio entre mil 200 a 2 mil 500 pesos semanales”, declara.

Pero las mujeres que tienen un trabajo informal o ganan poco suelen comprar en la calle, además de añadir comida chatarra a su dieta, disparando su gasto a los 2 mil pesos semanales tan sólo en alimentos.

“Otros factores como la ansiedad provocan que compren Sabritas o tomen refrescos que en nada ayudan a su salud. Y hablando sobre ésta, las mujeres que comen sano suelen gastar de manera constante 6 mil pesos anuales en consultas, vitaminas, etc”, dice.

Pero las personas con malos trabajos, aunque en sus primeros años no presentan tantos problemas, a partir de los 45 comienzan a sufrir dolencias por trabajar muchas horas de pie, enfermedades crónicas degenerativas, malestares generales, etc.

“Y aunque están de pie mucho tiempo, muchas de estas féminas de bajo poder adquisitivo realizan labores que dañan su circulación, mientras que las de buenos sueldos aunque puedan pasar varias horas sentadas, tienen el tiempo suficiente para realizar ejercicios que sí ayuden a su salud”, declaró.

Mencionó que por estos motivos es urgente que se lleven a cabo políticas públicas que beneficien la salud de las mujeres trabajadoras, “pues es un tema que afecta la calidad de vida de más de 230 mil mujeres de la entidad”, sentenció.