Asalto increíble en Chetumal

Armados y a plena luz del día, dos asaltantes ingresaron como dueños del rancho en la Recaudadora de Rentas de la capital.

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Armados y a plena luz del día, dos asaltantes ingresaron como dueños del rancho en la Recaudadora de Rentas de la capital del estado antes del cierre de actividades, cosechando un jugoso botín sobre el que las autoridades no dieron mayores detalles, avergonzadas de su propia incompetencia porque el atraco ocurrió en pleno centro de Chetumal. 

Según el reporte oficial de la Fiscalía, los delincuentes llegaron a las 15:30 horas a las oficinas de la Recaudadora cubiertos con cascos de motociclistas, y a punta de pistola obligaron a los empleados que realizaban el arqueo del día a entregar el dinero. Y con una facilidad que contradice el discurso oficial sobre seguridad, los delincuentes tomaron el botín y huyeron a bordo de un vehículo Jetta sin placas de circulación. 

La facilidad con la que estos asaltantes propinaron el golpe al corazón financiero del gobierno estatal no solo es un absurdo digno de un churro de nuestro cine, sino que exhibe el nulo respeto que los delincuentes tienen hacia las autoridades policiales y gubernamentales, pues con audacia inusitada se atreven a arrebatar una parte del tesoro público. 

El sorpresivo acto fue un abierto desafío a la Fiscalía y su inútil cuerpo de investigación, que está marcando un récord en impunidad con un porcentaje microscópico de casos resueltos, incluyendo varios de alto impacto. Porque los boletines que lanza como arroz la Fiscalía anunciando la apertura de investigaciones sobre uno u otro caso, causan risa a los malosos que se sienten intocables. 

La vulnerabilidad es mayor por la ausencia de cámaras de vigilancia en la zona centro, muchas de ellas inservibles en gran parte de la capital, una asignatura que debe ser resuelta sin mayor excusa. A ello se suma la escasa presencia de policías preventivos. 

Destaca la larga estela de fracasos de la dependencia investigadora encabezada por Miguel Ángel Pech Cen incluye el irresuelto ataque a la vicefiscalía de Cancún en el que fue asesinado el policía ministerial Humberto Mora Ochoa y la masacre del club nocturno Blue Parrot en Playa del Carmen, agresiones ocurridas en enero del año pasado, más otras decenas de casos empolvados en algún archivo perdido.

Aún con esos antecedentes poco halagadores, la Fiscalía tiene el reto de encontrar a los asaltantes y recuperar el dinero arrebatado a la Recaudadora; de lo contrario, los ataques contra instituciones de gobierno y dependencias irán en aumento.

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