Usados y despreciados
Hay muchos ‘impulsadores’ de campañas que hicieron ganar a candidatos y ahora están olvidados y decepcionados.
Desperdigados en colonias y zonas rurales andan cientos de activistas que participaron entusiastas en las estructuras de campaña de la alianza UNE (PAN-PRD) en 2016, pero con el ascenso al poder de los candidatos que respaldaron fueron despreciados sin recibir cuando menos las gracias por su incansable labor.
La decepción de esos activistas es mucho más acentuada en la capital, donde UNE ganó la alcaldía capitalina de Chetumal y las dos diputaciones locales en juego gracias al efecto “Carlos Joaquín” y al desprecio al ex gobernador Roberto Borge Angulo, porque ni en el municipio y mucho menos en el Congreso local han encontrado las puertas abiertas y son ahuyentados como mosquitos.
Muchos de esos líderes de colonia y seccionales que realizaron la talacha para Fernando Zelaya, Mayuli Martínez y Luis Torres Llanes desertaron del PRI para reforzar las endebles estructuras de los panistas y perredistas, siendo los obreros de un triunfo histórico, pero no se les dio el reconocimiento merecido en incluso vociferan su frustración, pues los dos diputados locales les han dado la espalda de tal forma que ni siquiera los reciben en sus oficinas cuando piden alguna cita; hasta les niegan un vaso de agua.
Pero ese río revuelto con las amargas aguas de la decepción abre la ventana para que pescadores expertos lancen las redes para captar esas estructuras descontentas con miras al próximo proceso electoral.
Los huérfanos del cambio, ya empezaron a recibir llamadas seductoras del ex gobernador priista Félix González Canto, quien pretende retomar el control político del PRI en la coyuntura electoral.
Las insinuaciones de Félix están moviendo el tapete a más de un líder de estructuras del extinto UNE, ahora reconvertido en incierto Frente Amplio; panistas y perredistas confían en el desprecio a Borge para repetir sus triunfos de 2016, sin alcanzar a comprender que muchos electores castigan duramente el incumplimiento de promesas de campaña y la frivolidad, ya que los ha mareado el poder a manos llenas.
En el cuartel del ejército vencedor –no sólo incluye al PAN y al PRD– están reclutando a zánganos de la política y vendedores de espejitos que rindieron pésimas cuentas en las elecciones pasadas.
Si no mete el acelerador para apapachar a los descontentos y mantener sus estructuras del lado de los partidos oficiales, difícilmente resistirán las palabras dulces al oído y las caricias del Tricolor que sabe explotar las vulnerabilidades del adversario.