Cero en cultura
El Instituto de la Cultura y las Artes de Quintana Roo tan sólo existe en el papel y en su abultada nómina.
El Instituto de la Cultura y las Artes de Quintana Roo tan sólo existe en el papel y en su abultada nómina; de nada ha servido su triunfal retorno con enormes expectativas, ya que su titular, Jacqueline Estrada Peña, disfruta una combinación de vacaciones con estado de hibernación, en un placentero todo incluido donde lo único no incluido es el trabajo con orientación estratégica.
Jacqueline Estrada está convencida de que el manto amarillo del perredismo la conservará en el sofá cama por muchos años, sin comprender que su deficiente labor sale a flote cosechando la condena de un sector de la población irritado por la pereza de esta funcionaria tan negligente como inepta.
¿Cuál ha sido el resultado de su gestión ante las instancias culturales a nivel federal para obtener aquellos presupuestos que conseguía por arte de magia la chetumaleña Lilián Villanueva Chan? Porque en el balance muchos ya extrañan a su antecesora que ocupó una desinflada Subsecretaría de Cultura. Y con el resurgimiento del Instituto de la Cultura muchos esperábamos otro ritmo de trabajo, un entusiasmo contagioso.
Doña Jacqueline debe anticipar cuáles son los proyectos importantes y novedosos para 2018, justificando el renacimiento de un Instituto de la Cultura y las Artes que sigue sin despertar.
La biblioteca pública central Javier Rojo Gómez de Chetumal ha permanecido en el abandono, como gigantesco y pestilente basurero de libros echados a perder por mandos negligentes del gobierno de Roberto Borge, pero esa negligencia ha sido prolongada por la titular del ICA.
El futuro del Festival de Cultura del Caribe es una incógnita, y en caso de ser organizado será una edición mediocre si no intervienen refuerzos; similar futuro aguarda al Festival de Reggae cuya edición de este año fue cancelada como cualquier tertulia pueblerina, faltando al respeto al público sediento de estos eventos caribeños.
El saludable surgimiento de grupos culturales independientes en Chetumal y otros municipios debe ser un llamado de atención para la perredista que nada en el ocio, dañando con su presencia a un Instituto que debe ser digno de nuestro estado y no un motivo de vergüenza.
Alguien tiene que despertar a Jacqueline porque la cultura ya no puede seguir en el abandono, agredida por burócratas que sienten el puesto seguro por ser cuota partidista. Nada justifica el gris balance de Jacqueline Estrada, indefendible por derecha y sobre todo por izquierda.