¿Megaescultura a remate?

La surrealista telenovela de la “megaescultura” chetumaleña está lejos de llegar a su fin...

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La surrealista telenovela de la “megaescultura” chetumaleña está lejos de llegar a su fin, a pesar de que el secretario de Infraestructura del estado, Jorge Portilla Manica, aseguró que la controversial obra ya está terminada y lista para ser utilizada.

Con un acumulado de poco más de 250 millones de pesos inyectados en su edificación a lo largo de tres sexenios, el remodelado armatoste que adorna las aguas de la bahía de la capital quintanarroense finalmente fue concluido, pero su apertura como Museo del Mestizaje ha sido pospuesta por tiempo indefinido porque no hay un proyecto en firme.

Y es que si bien la Secretaría de Turismo –encargada de echar a andar la megaescultura como museo y atractivo turístico– cuenta con un completo proyecto de museografía de vanguardia, todo indica que la inversión estimada supera por mucho lo que el gobierno estatal está dispuesto a aportar, y ahora se buscan opciones.

Fue el propio Portilla Manica quien presionado por la opinión pública reveló que la obra tan manoseada ya se terminó, pero que aún se está valorando si el espacio cultural y comercial que se pretende abrir se queda en manos del estado o se concesiona a inversionistas privados.

El tema es muy espinoso, ya que tras 13 años de espera y cientos de millones de pesos de dinero público invertidos en su construcción el beneficio podría caer en manos de empresarios que no dan paso sin huarache. Porque los inversionistas privados no son hermanas de la caridad, y si deciden entrarle a administrar un museo que se pretende sea icónico de esta capital, lo harán si las condiciones son ventajosas, lo suficiente para permitirles recuperar la inversión y garantizar una ganancia.

No es la primera vez que la sombra de la privatización cubre a la “megaescultura”, pues esta idea también cobró fuerza durante el gobierno de Félix González Canto como una opción de rescate de la obra, aunque nunca se concretó.

Por otra parte, hay voces a favor de esta privatización disfrazada de concesión, ya que la experiencia previa dicta que cuando el gobierno mete mano en la administración de sitios con potencial turístico, las posibilidades de éxito se van por la coladera. Verbigracia el Museo de la Cultura Maya y el Payo Obispo Zoo, antes BiouniverZoo.

A pesar de ello la posibilidad de que se privatice la multimillonaria obra ha desatado la polémica, que no cesará hasta que el Gobierno del Estado determine el futuro inmediato de la megaescultura.

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