¿Nuevas nupcias en 2018?

A pesar de la furiosa resistencia de algunas de sus tribus a nivel nacional y local...

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A pesar de la furiosa resistencia de algunas de sus tribus a nivel nacional y local, los dirigentes cupulares del PAN y PRD dieron el primer paso para alargar su matrimonio por conveniencia que tan buenos resultados les trajo en 2016, cuando su contradictoria alianza se llevó la mayoría de las gubernaturas en juego.

Hace unos días la líder perredista Alejandra Barrales y el “príncipe” blanquiazul, Ricardo Anaya Cortés, hicieron pública su intención de conformar un “frente amplio” para competir en las elecciones de 2018, que no es otra cosa que un desesperado coqueteo para renovar sus nupcias.

En Quintana Roo, la posibilidad de mantener esta peculiar alianza abre un atisbo de esperanza para que PAN y PRD conserven parte de las posiciones políticas cosechadas gracias al efecto Carlos Joaquín en las pasadas elecciones, aunque las negociaciones por las candidaturas –sobre todo las 11 presidencias municipales en juego– pueden detonar serios conflictos maritales.

Y es que panistas y perredistas de patio deben tener claro que por sí solos no meten miedo a nadie, pues las estructuras de sus partidos son endebles y las fracturas entre sus militantes de peso continúan abiertas.

Sin el refuerzo de la horda de priistas que siguió a Carlos Joaquín González a la alianza UNE, PAN y PRD se habrían quedado con las manos casi vacías; la excepción la representó Perla Tun Pech en Cozumel, la única candidata de pasado no priista que se impuso en la contienda.

Si bien la situación ha cambiado favorablemente para ellos gracias a la tajada del pastel gubernamental que les correspondió por albergar a Carlos Joaquín como candidato, no se puede decir lo mismo de su potencial electoral, pues siguen careciendo de figuras competitivas en casi todos los frentes.

Por eso su mejor opción es estirar su alianza hasta el 2018 para mejorar sus probabilidades, pero ni así tienen garantizados triunfos fáciles, ya que enfrentarán al huracán de Morena que viene con vientos de categoría 5 y al PRI, que a pesar de estar casi en coma aún tiene a la mejor selección de potenciales candidatos.

La renovación de los votos nupciales entre PAN y PRD podría ser clave para su futuro inmediato, pero el amorío puede ser interrumpido de golpe por la presencia de un tercero: el moreno Andrés Manuel López Obrador, un viejo amor que de repente ha renacido para un buen número de perredistas realmente de izquierda.

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