Con la presión creciente del arranque del proceso electoral 2018, el PAN en Quintana Roo enfrenta la complicada decisión de a quién de sus aspirantes a la candidatura presidencial van a venderle su amor, pues de ello depende en gran parte el destino de varias de las candidaturas que estarán disponibles a nivel local, sin perder de vista la importancia de ir en alianza con el PRD para ser más competitivos y poder resistir al huracán de Morena.

En el jaloneo previo a la repartición del pastel electoral todo se trata de saber apostar, ya que un riesgo precipitado puede acabar con los suspiros adelantados de varios personajes que ya se ven como diputados federales, o mínimo como alcaldes de algún municipio atractivo.

Tres influyentes políticos están en plena pugna por la candidatura presidencial en las filas panistas: la ex primera dama Margarita Zavala, el ex gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, y el presidente nacional del partido, Ricardo Anaya Cortés.

Si bien el dirigente panista, Juan Carlos Pallares Bueno, y el Presidente de la Gran Comisión del Congreso, Eduardo Martínez Arcila, formaron parte del equipo de Ricardo Anaya en el pasado reciente, esto no necesariamente significa que mantendrán su apoyo incondicional al líder nacional, sobre todo si notan que el viento sopla en otra dirección.

En caso de no ser favorecido con la candidatura, Ricardo Anaya tendrá gran influencia en el “palomeo” de las candidaturas para 2018 y podría cobrar caro una deslealtad de los panistas locales que jueguen en otra cancha.

Hasta hoy los blanquiazules quintanarroenses se han mantenido en una neutralidad pasmosa. Lo mismo apapachan a la esposa del ex presidente Felipe Calderón, Margarita Zavala, que al ex gobernador poblano Rafael Moreno Valle, que ha invertido esfuerzo y recursos en apuntalar su imagen en el estado, teniendo como pretexto la promoción de su libro en decenas de espectaculares.

La semana pasada Moreno Valle estuvo en Cancún para ofrecer una plática, donde fue arropado por Pallares Bueno y buena parte de la plana mayor del partido en la entidad, demostrando que la puerta está abierta para cualquier candidato.

Pero esa apertura no podrá permanecer por mucho tiempo, pues el tiempo de las definiciones se está acercando y las “tribus” blanquiazules deberán elegir su rumbo, ya sea con melón o con sandía.