Hace unos días la secretaria de Salud, Alejandra Aguirre Crespo, estuvo a punto de ser la primer desalojada del gabinete joaquinista por sus malas calificaciones. Pero su desempeño no ha mejorado y esto se refleja en el desastre que ha colapsado a la dependencia, dejado a los hospitales y centros de salud sin medicamentos ni insumos médicos, en perjuicio de cientos de pacientes en condiciones de vulnerabilidad económica.

El problema de desabasto de medicinas y materiales para realizar pruebas de laboratorio y otros procedimientos médicos ha sido crónico en la Secretaría de Salud, pero se ha acentuado con la actual administración del sector, donde se curan en salud jurando que el saqueo cometido por sus antecesores dejó tan mal la economía de la dependencia que ahora no tienen ni para curitas y paracetamol.

Desde su llegada al cargo, Alejandra Aguirre ha dado largas a la resolución de esta desesperante situación, sin considerar que afecta a la población en el flanco más delicado y sensible: la salud.

Y es que además de que los usuarios de los hospitales públicos frecuentemente tienen que desembolsar dinero adicional porque no les surten las recetas completas, esta semana se llevaron la sorpresa de que se suspendieron las pruebas de laboratorio de todo tipo sin mayor explicación.

Pero los hospitales y clínicas son tan solo la parte más visible de un iceberg de problemas, ya que la Secretaría también ha descuidado el combate a enfermedades como el dengue y chikungunya, pues por “falta de dinero” las fumigaciones en las colonias de ciudades y comunidades se han suspendido casi por completo, así como las campañas de descacharrización y saneamiento de tinacos y cisternas.

Para colmo, esta misma semana se reveló un megafraude de presunta venta de plazas en la Secretaría de Salud que hiede a corrupción interna, pues la representante jurídica de la dependencia reconoció que los defraudadores utilizaron documentación membretada, sellos oficiales y falsificaron las firmas de la directora administrativa, Martha González Castillo, para engañar a los incautos que pagaban de 35 a 70 mil pesos por la promesa de trabajo seguro.

Con tantos síntomas, es claro que la dependencia anda muy mal de salud, y la doctora Alejandra Aguirre no ha encontrado la receta para aliviar sus múltiples males, acrecentando los rumores de que pronto este paciente mal atendido estará en manos de un nuevo médico.