Con las expectativas a tope el gobernador Carlos Joaquín González rindió su primer informe este sábado en Chetumal, en dos actos públicos de los que salió airoso con un contundente mensaje político que fue un juicio implacable a la etapa reciente de ese infame priismo que se hundió en un lodazal de corrupción que tiene a sus figuras más visibles y detestadas en las garras y en la mira de la justicia.

El informe fue calificado como un éxito por los asistentes y observadores –tanto en el Congreso local como en el Centro Internacional de Negocios y Convenciones–, porque el mandatario llega a la marca de su primer año con alta aceptación y pleno control del escenario, a pesar de las turbulencias que ha enfrentado su administración sin que haya encontrado una zona en condiciones aceptables; todo fue escenario del saqueo y de abusos al amparo del poder.

Carlos Joaquín fue aclamado en los dos escenarios, y ante el Poder Legislativo atestiguó las posturas de los representantes de cada bancada que en un gran porcentaje enfocaron sus baterías en el tibio compromiso de un gabinete que no marcha al ritmo del mandatario de esta nueva era política.

La presencia del ex presidente panista Felipe Calderón Hinojosa fue llamativa, como la asistencia de tres aspirantes de su partido a la Presidencia: su esposa Margarita Zavala, el dirigente nacional Ricardo Anaya Cortés y el ex gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle.

El gobernador que rompió aquí el reinado del PRI fue enérgico en su mensaje político al advertir que “el desastre era de una magnitud insospechada. “El autoritarismo de casi una década afectó a todos los ámbitos; empezó por desmoralizar a los servidores públicos y terminó por provocar la quiebra de las finanzas e hipotecar el futuro”.

“Su proceder entonces fue el de enriquecerse sin importarles cómo hacerlo, ni las consecuencias de ello; no les importó que la enorme cantidad de dinero público que sustrajeron por tanto tiempo implicó dejar sin recursos a quienes necesitaban lo más básico”, expresó el gobernador del cambio en la zona culminante de su discurso.

Carlos Joaquín dijo que por decisión de los quintanarroenses “se terminó el bloque histórico del poder público absoluto, el de los gobernantes todopoderosos e impunes ante sus gobernados, el del paternalismo chantajista”.

Advirtió, marcando el antes y el después: “no se deben aprovechar los puestos públicos para establecer negocios a través de prestanombres; esta dualidad es inmoral e ilegal. O se gobierna o se hacen negocios”.