Estocadas a la Fiscalía

Apenas dos días después de que el Fiscal General del Estado, Miguel Ángel Pech Cen, revelara a un grupo de periodistas las serias carencias de la Fiscalía...

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Apenas dos días después de que el Fiscal General del Estado, Miguel Ángel Pech Cen, revelara a un grupo de periodistas las serias carencias de la Fiscalía en equipo y armamento, aceptando sinceramente que no están preparados para un embate directo de la delincuencia organizada, el asesinato de dos ministeriales y un menorde edad en una plaza comercial de Cancún cimbró los cimientos de la dependencia, obligada a reaccionar y a dar resultados sin pretextos.

La ejecución del comandante Julio César Durán Cárdenas y de su pareja sentimental, la policía ministerial Alia Shagreel Lugo Leal, en la que lamentablemente también falleció por heridas de bala su sobrino menor de edad, fue un ataque directo al corazón de la Fiscalía en la zona más crítica de nuestro estado.

No se puede considerar de otra forma y el Fiscal debe estar consciente de ello. Los perpetradores de este triple asesinato que sacudió nuevamente a Cancún enviaron un reto escrito con balas y sangre a la dependencia encargada de las investigaciones y aplicación de la justicia.

Ante el ataque en Cancún, Miguel Ángel Pech lanzó un comunicado oficial en el que asegura que los homicidas de sus elementos no quedarán sin castigo, delicada tarea en la que se niega a participar la pasiva Procuraduría General de la República (PGR), muy activa cuando a principios de 1999 se lanzó con rabia contra el gobernador priista Mario Ernesto Villanueva Madrid, señalado como aliado del narco.

“La Fiscalía General del Estado se compromete a que estos hechos no quedarán impunes y se ha iniciado con la carpeta de investigación en total apego a la ley y la certidumbre que los asesinos de nuestros compañeros serán castigados con toda la fuerza de la ley”, dice la parte central del comunicado.

Con su obligada reacción, el Fiscal aceptó el reto de los delincuentes y no se puede dar el lujo de no cumplir con lo prometido, pues de ello depende no solo la credibilidad de la Fiscalía, sino también la operatividad de la dependencia, pues si los policías ministeriales y otros miembros del engranaje no se sienten respaldados y seguros al realizar sus labores, serán presas fáciles de los hampones que corrompen con dinero, o con miedo.

Con ese grave panorama, Pech Cen tendrá que optimizar los recursos limitados de la Fiscalía para hacer valer su palabra, y para su infortunio lo tendrá que hacer en tiempo récord, pues en este tipo de situaciones donde se ve comprometida la salud de la dependencia a su cargo lo que menos existe es la paciencia.

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