Mantengo la fe

Que sea un año de muy buena salud y gran éxito en lo personal y en lo laboral...

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¡Feliz 2019 amable lector! Que sea un año de muy buena salud y gran éxito en lo personal y en lo laboral. Gracias a Novedades Quintana Roo por este espacio, que respeto y valoro muchísimo y a cada una de las personas que hacen posible que usted y yo leamos sus páginas, mi reconocimiento y mis mejores deseos.

El nuevo ciclo ha iniciado y muchos quintanarroenses vemos aún con incertidumbre el panorama político, a todo nivel. La cuarta transformación por aquí no ha llegado, no en lo tangible al menos. Mucho ruido y pocas nueces. Y, ¿sabe qué? Mejor así. Ya con lo que ha pasado con el AICM, el SAT y el siempreno-buenosí-talvez-quiénsabe de la llegada de Sectur a Chetumal ha sido suficiente pérdida de tiempo, dinero y hasta de paciencia.

En lo estatal por ejemplo, gran parte del gabinete se ha mimetizado. Afuera, cuadros políticos que antes tenían un nombre y un color, se han diluido; algunos han ido a pedir cobijo a donde sea con tal de que les abran la puerta, para ser asesores o-lo-que-caiga en-lo-que aparece alguna luz. Mientras, la esperanza (la tan de moda esperanza) de contar con nuevos partidos acecha a los no poco desilusionados ciudadanos, en un momento crucial en el ámbito electoral. El problema es que ya no caemos tan fácil…

En Benito Juárez al paso que vamos, se le va a agotar el tiempo al Ayuntamiento tratando de justificar decisiones y presupuestos. ¡A darle señores! Que los resultados sean tan contundentes que maten las dudas que empiezan a surgir sobre su gestión.

Agréguele que en Cancún y Playa del Carmen la violencia no cesa. Los grupos delictivos están descontrolados, les tiene sin cuidado si hay mando único o no. Lo último que les importa es la autoridad y en lo que menos piensan es en la gente. La famosísima guerra “entre ellos” es cada vez más despiadada.

Aún así mantengo la fe, sigo pensando que el cambio está en nuestras manos: Seamos ciudadanos en serio, hombres y mujeres responsables de su sociedad. No nos acostumbremos a vivir entre balazos y baleados. Eso no es Cancún, ni es Quintana Roo ni es vida.

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