Cuidado…

Tras el ataque a un domicilio de la región 219 donde siete jóvenes perdieron la vida el 20 de enero...

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Tras el ataque a un domicilio de la región 219 donde siete jóvenes perdieron la vida el 20 de enero, me sigo preguntando en qué momento dejamos de ver a los niños y jóvenes como tales y decidimos abandonarlos a su suerte en las obscuras calles de las que se han apropiado la violencia y el crimen organizado. Sigo tratando de entender cómo pierde el miedo una joven y empieza a seguir el camino del peligro, ese que solamente es de ida.

¿Cuántos Ponchis crecen en nuestro Cancún, en nuestro país? ¿Cuántos niños se han convertido en adolescentes intoxicados de desesperanza? Intoxicados por su propia realidad... ¿Cuántos jóvenes creen tener el derecho de arrebatar la vida de otro o de otros simplemente porque sí? Simplemente porque pueden. Y cuántas jovencitas, que también le han perdido el respeto a la vida, usan a esos muchachos para tratar de ganarse un lugar, de ostentar un poder que les permita sobrevivir en la violenta jungla del día a día y con ello, paradójicamente, ser respetadas.

Unos días después de ese terrible episodio en el que tras una discusión en una fiesta dos mujeres habrían salido muy enojadas y amenazado con regresar a causar daño a quienes ahí se encontraban, como sucedió, la Fiscalía General de Quintana Roo informó que un juez de control vinculó a proceso a quien sería una de ellas y le dictó prisión preventiva oficiosa de dos años por su probable participación en el delito de homicidio calificado en agravio de las siete personas.

Este caso es una nueva llamada de atención a la que deberíamos responder en conjunto, como sociedad. Abramos los ojos: Cada vez más niños y jóvenes pierden la vida por nuestra indiferencia y también cada vez más mujeres se están formando en la fila equivocada pues quieren dejar de ser víctimas, quieren evitar a sus victimarios y están haciendo, lo que solamente habían visto en las series de televisión. Ellas, las respetadas; ellas, las temidas; ellas, las poderosas; ellas, la nueva mano que lleva a la muerte. Cuidado.

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