Lujo a costa del medio ambiente: imparable la tala de manglar en Puerto Cancún
Desarrolladores construyen hoteles y departamentos sobre zonas devastadas en la entrada de la zona hotelera.
El lujoso residencial Puerto Cancún suma a su historia de construcción dos nuevas destrucciones de manglar dentro de su polígono para edificar edificios residenciales, hoteles u otras amenidades.
A un costado del desarrollo Novo Cancún maquinaria se encuentra desmontando y rellenando desde hace varios días el último sitio de manglar inundado que quedaba, un humedal que fue rodeado por construcciones y un club de playa.
Lo primero que se hizo fue tapar el flujo de agua entre el mar y esta pequeña laguna, lo cual destina a los manglares a morir en el mediano plazo, según la explicación de la bióloga Patricia Santos, una de las especialistas de manglar más reconocidas en México.
El manglar es un ecosistema que progresa donde hay agua, indica, pero no agua estancada, el agua se tiene que mover. Al interrumpir el flujo el ecosistema se impacta y muere.
Construirán un hotel en la zona de manglar devastada
En el sitio donde actualmente maquinaria rellena parte del manglar, a un lado de la entrada del mar a la marina, se busca construir un hotel de lujo, según rumoran los vecinos, aunque dan varias versiones de cuál sería la cadena hotelera que ocupe ese espacio.
En otro sitio dentro del mismo complejo residencial se desarrolla otro proyecto que también está desmontando manglares, incluso más a la vista de todos.
A unos 200 metros de la entrada principal del residencial sobre el bulevar Kukulcán con dirección al kilómetro Cero, lo que antes era una zona de frondosos manglares de hasta cuatro metros de altura, ahora es un mortero de ramas con señas de poda con machete y motosierra.
La devastación es visible cuando se observa a los costados, donde aún no ha sido desmontado y el tupido manglar cubre la visibilidad hacia el residencial. En este sitio desde el bulevar se puede observar el relleno con material pétreo como parte del proceso de preparación del sitio para construcción.
Puerto Cancún tiene al menos 10 denuncias por tala de manglar
Desde el inicio de su construcción el residencial Puerto Cancún suma por lo menos una decena de denuncias por tala de manglares, especies se encuentran bajo la protección de la Norma Oficial Mexicana 059-Semarnat-2010, además de formar parte de la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN)
Los manglares son bosques inundados de amplia relevancia ambiental que se ubican en las zonas costeras tropicales y subtropicales; forman parte de un sistema ambiental que conecta el continente con el mar y, por tanto, están asociados con otros ecosistemas como las dunas, lagunas y el arrecife.
Para la bióloga Patricia Santos, estos bosques inundados cumplen importantes funciones tanto ambientales como económicas, que directa o indirectamente sustentan la vida del destino turístico más importante de América Latina.
Talar una hectárea de manglar equivale a desmontar cinco hectáreas de selva
Una de sus principales funciones, afirma la experta, es que son como un biofiltro y permiten que el agua que corre del continente hacia el mar llegue limpia, por una serie de reacciones que llevan a cabo bacterias que viven en las raíces.
Los manglares también tienen una gran capacidad para capturar dióxido de carbono de la atmósfera en sus hojas, tallos y raíces, hasta cinco veces más que los árboles convencionales. Es por ello que se deduce que talar una hectárea de manglar equivale a desmontar cinco hectáreas de selva, en términos de su función como reguladores de la temperatura de la tierra.
Los manglares son hábitats y zonas de anidación fundamentales para miles de especies de peces, aves, reptiles, camarones, cangrejos, monos, entre muchas otras, algunos de interés comercial y otros también incluidos dentro de la lista de especies protegidas.
En el caso de Cancún, esta vegetación resguarda especies representativas como el cocodrilo americano, cocodrilo de pantano, tortuga verde o la iguana negra.
Patricia Santos refiere además que son indispensables para las medidas de adaptación al cambio climático, pues actúan como una barrera protectora entre el agua y la tierra, previniendo la erosión de las costas y reduciendo el efecto de oleajes y marejadas, durante eventos climáticos extremos, una especie de escudo ante tormentas, huracanes y tsunamis.