El Tianguis del Mayab, que se realiza en las instalaciones de la Universidad del Caribe (Unicaribe), ha impulsado alrededor de 20 productores de alimentos locales y orgánicos en sus 13 años de vida, pese a retos como el alto costo del transporte o los efectos de la pandemia de Covid-19, así como la falta de una cultura de consumo de estos productos.

Alejandra Casal Ferreira, profesora de tiempo completo de la Unicaribe, comentó que, de hecho, estas dificultades han ocasionado que productores del municipio de Lázaro Cárdenas, se alejen.

"A lo largo del tiempo, y si los vamos sumando, hemos apoyado a unos 20 productores. Hemos tenido muchas dificultades y el tianguis se ha ido transformando. Está mermado, después de la pandemia (…) Trece años cumplimos, con muchos esfuerzos, muchas dificultades, pero aquí estamos".

Asimismo, indicó que el alto costo del transporte de las mercancías ha ocasionado que algunos productores, como es el caso de los provenientes de Nuevo Durango, dejaron de asistir a estos tianguis.

“Ese siempre ha sido el cuello de botella de los productores locales, porque se hace hora y media y les cuesta mil 500 pesos el taxi, entonces tendría que ganar mucho más para poder tener ganancias".

La entrevistada comentó que en el caso de la falta de cultura de consumo de productos locales se debe a la falta de costumbre y ejemplificó con los pepinos, calabazas o aguacates locales, los cuales son escasamente adquiridos y se prefieren los tradicionales.

Por ello, dijo que los investigadores han promovido el consumo de los productos locales, como educación ambiental para que los estudiantes conozcan la gama de productos y las propiedades alimenticias que cuentan.

"Hacer esta conciencia lleva muchos años, pero creo que ya hemos empezado y tenemos que continuar, porque además consumir producto local significa que nos vuelve soberanos, porque así evitamos traer productos de fuera y eso nos vulnera, por lo que tenemos que aprender a consumir lo que hay".

Acerca de los 13 años del Tianguis del Mayab, Casal Ferreira explicó que este proyecto surge con varios objetivos, como ofrecer alimentos de producción de baja escala, de producción con conocimientos tradicionales locales, sin agroquímicos.

Señaló que otro de los objetivos es cuidar el medio ambiente, ya que con las técnicas de sembrado "no son agresivas con la tierra, ni con el agua", por lo que contribuye a no acentuar el cambio climático y sigue las recomendaciones de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), que son impulsar los mercados y sistemas alimentarios locales.