Impacto psicológico post-Covid: Jóvenes de Cancún buscan ayuda desesperadamente
Durante 2023, el CIAM ha brindado atención a personas a partir de los seis años de edad.
Las razones del origen de conductas suicidas en jóvenes de Cancún se acumularon tras la pandemia de Covid-19, pues durante sesiones de salud mental se han detectado daños sobre el tiempo previo y posterior al coronavirus.
Irma González Neri, directora general del Centro Integral de Atención a Mujeres (CIAM), informó que este 2023 han brindado atención a personas a partir de los seis años de edad, las cuales se infligen cortes en el cuerpo, intentan suicidarse o piensan en ello, por la de presión y la ansiedad social a causa del aislamiento durante la pandemia.
Pero, además, se han encontrado casos de niñas y niños que sufrieron abuso sexual por parte de algún familiar, vecino o gente de su círculo cercano. Estos incidentes eran las razones más frecuentes por las que se atendían en el Ciam conductas suicidas antes de la pandemia, aunque más que nada en niñas.
Las personas que han sido atendidas este año han llegado, principalmente, porque sus autolesiones se detectaron en sus escuelas, en su mayoría en preparatorias. Aunque también hay menores de edad que acudieron a raíz de cambios de conducta con su familia.
Según el CIAM, este año se ha brindado apoyo emocional a más de 70 personas por diferentes tipos de maltrato, entre los que se incluyen actitudes suicidas.
“Depende de cada persona (manifestar sus lesiones), también la red de apoyo con la que cuente, también su autoestima, sus herramientas personales para poder afrontar situaciones complejas, pero saber que pueden contar con su familia en un momento complicado, eso es lo que hace la diferencia”, sostuvo.
González Neri agregó que la persona en la que más confían sus usuarios es un docente, mientras que la familia queda como en un tercero o cuarto lugar, aunque a la que siempre le van a tener más confianza es a la madre, por encima del padre de familia.
Lo anterior, debido a que muchas veces las víctimas tuvieron a su agresor todo el tiempo de la pandemia con ellos y ellas, por lo que ven el entorno escolar como su único espacio seguro, “y habérselos quitado en un momento de pandemia fue lo peor que les pudo haber pasado”.
La entrevistada agregó que después de los docentes, también hablan con amigos de la misma edad, con personas en un ámbito religioso, y finalmente con los psicoterapeutas del CIAM.
Ante esto, González Neri explicó que los casos de conductas suicidas se atienden con terapias en un grupo de apoyo, donde los jóvenes que participan están rodeados de otros que atraviesan una situación similar.
Asimismo, se brindan terapias de cinco sesiones de duración para cada persona, aunque hay quienes han necesitado de 10 a más pláticas, según la apertura de cada usuario.