Redacción/SIPSE
CANCÚN, Q.Roo.- En el camellón del parque Kabah se encuentra el tianguis de plantas de ornato de floricultores del municipio de Lázaro Cárdenas. Son más de 20 personas que viajaron a Cancún cargados de tierra y plantas de todo tipo, con la única intención de terminar su mercancía durante su mes de permanencia. 

La Expo Feria de Plantas de Ornato estará para el público hasta el 15 de junio. Los floricultores ofrecen su mercancía con precios desde 15 a los 300 pesos, encontrando más de 40 tipos de sol y de sombra de acuerdo la preferencia del cliente. “Tratamos de traer de todo tipo de plantas para que quien nos visita se vaya con al menos una”, expresó Guadalupe Hau Chan. 

María Martha Hau Chan mencionó que dos veces al año viaja a Benito Juárez a vender sus plantas, pues en su tierra casi no hay venta. “Soy madre soltera con tres hijos y este tipo de tianguis en los diferentes municipios me ayuda a salir a delante”.  

Para los floricultores de Lázaro cárdenas, ni la inclemencia del tiempo los ahuyenta, su propósito es vender toda su mercancía ya que es la primera buena venta del año, así lo expresó Gregorio Cahuich Couoh, quien junto a su esposa Gilberta Kuk Batám hicieron su ahorrito para poder traer a Benito Juárez cerca de 200 plantas de ornato en sus 40 tipos. “Tuvimos que pagar 700 de flete para que nos trajeran la mercancía y gracias a Dios estamos juntando para el regreso”. 

Para Cahuich Couh la tierra lleva su tiempo pues para que sea fértil se necesita un mes y medio para preparar la tierra: “se hace una cama de 20 centímetros de hojas y 20 centímetros de tierra, se le pone un poco de cebolla y ajo para matar los bichos y se riega durante un mes para que las hojas se conviertan en abono”.

Para Gilberta Kuk Batám, las plantas más vendidas son las palmeras, los helechos, las begoñas, cuna reina, lilis, flor del desierto, la planta de la abundancia, azaleas entre otras. “Lo importante es que si nos visitan tenga ganas de regresar pues nuestros precios son más bajos”.

Los acompaña el ingenio y la necesidad para utilizar como cama su propia carretilla o una hamaca amarrada entre los árboles, pues pagar una posada no les dejaría ganancia. Para los floricultores de Lázaro Cárdenas, la venta termina hasta que se va el último cliente y antes de caer la tarde, comienzan a preparar sus lugares para pernoctar esperando que al otro día se venda mejor.