Cumple un año de ‘fundada’ la invasión In House
La zona aledaña al fraccionamiento, del mismo nombre, ya tiene habitantes establecidos que cuidad ‘su propiedad’.
Octavio Martínez/SIPSE
PLAYA DEL CARMEN, Q. Roo.- Sentados pacientemente, es como pasan los días algunas personas que desde hace un año se han establecido en los predios que rodean al fraccionamiento In House, nombre que muchos han adoptado para llamar al asentamiento irregular que se encuentra invadido de personas con casas hechas de madera, que distinguen a esa zona como de riesgo.
Y es de esta manera como doña Martina ve pasar los días y aunque ella no arribó al lugar cuando se perpetuó la invasión, sí lo hizo su hijo, de quien menciona que él no invadió ningún predio, sino que únicamente compró un terreno que le ofrecieron luego de que el lugar ya se encontraba ocupado, eso pasó en los días de agosto de 2014.
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La incipiente palapa, su hogar temporal, dice, es donde vive junto con su esposo, don Alberto, este último es empleado, mientras que doña Martina es ama de casa, los dos en sus ratos libres cuidan el sitio que se encuentra en el lado norte del terreno.
“Estamos cuidando de que nadie se meta, desde hace algunos días tenemos nuevos vecinos, a ellos no los conocemos, aunque sí hacemos contacto de cordialidad, por eso ya hemos puesto el alambre (de púas) para delimitar hasta donde llega el terrenos de nosotros”, explica doña Martina.
Al hablar de la delimitación reciente con otra zona de terrenos, ella se refiere a un nuevo sitio que se invadió apenas la semana pasada y que es propiedad de un particular nombrado Tecnologías Lodameras S.A. de C. V., según se dio a conocer al interior de la Dirección General de Ordenamiento Ambiental y Desarrollo Urbano.
La vida en In House
Sin tener un número exacto de cuántas personas hay en la invasión de In House, estos necesariamente necesitan víveres para pasar los días, es por ello que en el lugar se han instalado tiendas que no únicamente ofrecen productos de la canasta básica, sino hasta materiales para la construcción con la que algunos ya pasan de habitar estructuras endebles a contar con casas de concreto.
Manuel, quien así dijo llamarse, llegó hace casi exactamente un año a la zona, menciona que es originario de Valladolid, Yucatán, pero ya lleva en la localidad como cinco años, ahora se dedica a administrar una tienda de abarrotes al interior.
“Primero empezamos a vender hielos y refrescos, luego le fuimos metiendo más cosas al local, hasta que ya vendemos todo lo que se puede (…) pues sí, nos va bien, tenemos con qué”, dice Manuel.
Al igual que él, los pobladores se surten de energía eléctrica mediante una línea que bajan desde la avenida Juárez en su lado poniente y la distribuyen a través de una concentración que hacen en distintos puntos, según han informado las fuentes al interior de ese lugar.
El agua, elemento vital
Abastecerse de agua ha sido una tarea que los habitantes han sabido remediar a través de la construcción de pozos que le succionan el líquido con bombas, este recurso lo ocupan para ciertas actividades y se reservan ocuparlas para consumo ya que ha habido casos de enfermedades en la piel entre algunos miembros de las familias.
Y aunque el representante de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), Efraín Alonzo Sansores, descartó por el momento que haya algún brote fuerte, algunos integrantes de esa población han tomado previsiones y ya exigen que la propia empresa Aguakan les instale el abastecimiento de agua potable.
Lo cierto es de que hasta el momento ninguna autoridad se hace responsable de dichas personas en el sustento de que se encuentran en la irregularidad, pero al interior los habitantes mencionan que ya son muchas las carencias que pasan como la falta de seguridad, higiene, pero principalmente por la certeza de que algún día será suyas estos predios.
“Ya los abogados trabajan en ponernos como legales, para eso les pagamos, ahora no nos han dicho nada, pero confiamos que si (…) no nos vamos a ir, estaremos acá hasta no sé cuándo, no nos están corriendo tampoco”, comenta al final doña Martina.