El PAN caribeño y sus 18 años sin ganar el Senado

Desde el proceso de 2000 el panismo quintanarroense no cosecha un escaño en el Senado...

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Desde el proceso de 2000 el panismo quintanarroense no cosecha un escaño en el Senado; la última vez lo hizo impulsado por el efecto Fox y por la acertada candidatura del chetumaleño Wadi Amar Shabshab, quien conquistó la senaduría correspondiente a la primera minoría, es decir, el partido subcampeón en la batalla.

En 2006 y 2012 el huracán Peje depositó en sus escaños a los perredistas José Luis Máximo García Zalvidea y Luz María Beristain Navarrete, Lady Senadora. En estas contiendas el panismo no fue auxiliado por las candidaturas presidenciales de Felipe Calderón Hinojosa y Josefina Vázquez Mota.

A 18 de distancia – ya en el encontronazo electoral de 2018–, ¿podrá el panismo quintanarroense conquistar las dos medallas de oro entregadas a la fórmula vencedora? Recordemos que el PRI ha sido el único vencedor a ese nivel –acompañado por el Verde Ecologista en 2006 y 2012–, dejando a sus adversarios el premio de consolación de la solitaria senaduría.

Destripado el PRI caribeño, el PAN es ahora el partido oficial –acompañado por el PRD– y tendría todo a su favor para capturar las dos senadurías, pero mucho influirá el peso de su candidato o candidata presidencial. Los visibles no tienen ese arrastre popular que tiene de sobra el moreno de Tabasco.

También es muy importante el vigor de los candidatos al Senado, y sin duda su fortaleza competitiva se incrementará si van de la mano panistas y perredistas, sin que esta mezcla sea garantía de triunfo automático.

La incubadora panista no ha lanzado al ruedo figuras altamente competitivas, y su antecedente más inmediato se remonta a 2000, cuando el huracanado Juan Ignacio “Chacho” García Zalvidea se llevó al bolsillo la diputación federal de Cancún.

El PAN se ha acostumbrado a cosechar posiciones plurinominales, logrando ocasionales triunfos de poder a poder. Mucho le afecta a este partido su adicción a la rueda de la fortuna de las candidatas que van a todas las batallas –como Alicia Ricalde Magaña y Patricia Sánchez Carrillo–, cerrando el paso a sus nuevos valores.

Hoy en el tablero el PAN no cuenta con un rescatable gladiador para ir por el Senado, aunque cuenta con figuras muy capacitadas en Chetumal y Cancún. Pero el vigor competitivo está ausente en sus filas, a menos que admitan a un ex priista joaquinista.

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